Líbano: Bloqueo Político y Crisis Económica

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Líbano: Bloqueo Político y Crisis Económica
28 de abril de 2020

«Son tiempos críticos para el Líbano —alerta la Unión Europea en un comunicado oficial—. Las múltiples crisis del país siguen deteriorándose y el pueblo libanés es el primero en sufrir esta situación insostenible. Es hora de que las fuerzas políticas libanesas dejen de lado sus diferencias y trabajen por el interés del Líbano»; y, para revertir esta situación, insta a las fuerzas políticas libanesas a formar un gobierno responsable, capaz de llevar a cabo las reformas que urgen en Líbano. El país enfrenta un momento existencial crítico, con una crisis económica aguda, una fuerte disonancia social entre las élites y la población, y un vacío político tras la renuncia del gobierno, hace ocho meses, a raíz de la explosión de Beirut. Desde entonces, las rivalidades internas no han permitido la conformación de un nuevo gobierno, y todavía hoy no se vislumbra un escenario claro para el futuro de Líbano.

El sistema confesional libanés: ¿pieza clave del equilibrio político?

Líbano permanece en un impasse político. Mientras unos sectores defienden el respeto del equilibrio confesional —pieza clave del sistema político libanés—; para otros, la incorporación de tecnócratas al gabinete —sin una afiliación política definida— es crucial para llevar a cabo las reformas necesarias para hacer frente a la crisis multidimensional que sufre el país de los cedros. Hasta dieciocho veces ha fracasado el intento de formar gobierno, y hoy existe el temor de que se produzca un bloqueo total.

Además, el país se divide en un mosaico de comunidades religiosas, en el que ninguna es mayoritaria. El equilibrio entre ellas se ha basado tradicionalmente en un sistema de distribución del poder entre las tres principales confesiones —sunita, chiita y cristiana maronita— establecido en el «Pacto Nacional» de 1943 , y que fue revisado en Taif en 1989, al término de la guerra civil. Este acuerdo establecía la distribución del poder entre las confesiones cristiana y musulmana para garantizar una representación política proporcional de ambas, así como de las principales sectas en las que se divide: en el país, hay 18 reconocidas. Si bien, en su concepción original, este sistema propiciaba la paz cívica tras la guerra civil; el actual bloqueo político ha puesto de manifiesto algunas limitaciones del sistema confesional para enfrentar la actual crisis: entre otras, un cierto inmovilismo político y una importante vulnerabilidad a la influencia extranjera.

Crisis económica

La tensión política irresuelta agudiza la severa crisis económica (con un crecimiento del PIB proyectado del -25% en 2020), sin un ejecutivo que apruebe las reformas necesarias para optar a la ayuda internacional y recobrar la confianza de los inversores. Esta parálisis económica, junto a los efectos adversos de la Covid-19, ha derivado a su vez en una grave crisis social. Y todo ello cuando el país se intenta recuperar de la explosión que aconteció, el pasado 4 de agosto, en el puerto de Beirut, que ocasionó más de 200 víctimas mortales y una enorme destrucción en la capital libanesa. Por el momento, la formación de gobierno —sobre la base del consenso político y un programa reformista— sigue siendo complicada, pero es una condición imprescindible para que el Fondo Monetario Internacional otorgue un préstamo financiero para atender a la reconstrucción del país.

Asimismo, la situación de inseguridad en los países vecinos ha provocado un flujo masivo de refugiados procedentes de Siria (1,5 millones) y Palestina (cerca de 260.000), lo que convierten al Líbano en el país con el mayor número de refugiados per cápita, lo que añade una presión adicional a su economía en ruinas y a la situación de seguridad. El gobierno libanés no ha permitido el establecimiento formal de campos para los desplazados sirios, que permanecen dispersos en más de 1.700 localidades; mientras que los palestinos están ubicados en 12 campos superpoblados, donde viven en extrema precariedad y con un acceso restringido a derechos básicos.  

Presencia española en UNIFIL

España mantiene desplegados efectivos en el marco de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano (UNIFIL, por sus siglas en inglés), cuyo principal cometido es monitorear el cese de hostilidades en el área comprendida entre el sur del rio Litani y la Blue Line, la demarcación provisional de separación con Israel. En agosto de 2019, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (resolución 2539/2020) acordó la extensión del mandato de UNIFIL hasta el 31 de agosto de 2021.

Desde 2006, España está presente en el Cuartel General de UNIFIL en Naquora y lidera el sector Este de UNIFIL, donde también despliegan contingentes de India, Nepal e Indonesia. Entre sus principales cometidos están realizar patrullas y establecer observatorios permanentes para vigilar la Blue Line, así como colaborar con las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF) — entre otras actividades, a través de patrullas conjuntas— para que ejerzan un control efectivo en la región sur de Líbano. Todas estas actividades están dirigidas a garantizar el cumplimiento de la resolución 1701 (2006) de Naciones Unidas y evitar que se llegue a situaciones que puedan conducir a una escalada de tensión entre las partes.
 

 
 
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