Día Mundial de los Humedales - 02 de febrero 2022

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Día de los humedales
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Día Mundial de los Humedales «Por la humanidad y la naturaleza»
02 de febrero 2022

El 2 de febrero de 1971, en la ciudad iraní de Ramsar, se adoptó la Convención de Ramsar sobre los Humedales. Desde entonces, ese día y con carácter anual, se celebra El Día Mundial de los Humedales, que tiene como objetivo crear conciencia sobre su papel vital para las personas y el planeta. Según la Convención, los humedales son las «extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean estas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad de marea baja no exceda de seis metros».

En esta edición, desde Naciones Unidas, se realiza una llamada a la acción: invertir capital financiero, humano y político para salvar los humedales y restaurar los que hemos degradado. Además, es el primer año en que el Día Mundial se celebrará como día internacional de las Naciones Unidas, tras su adopción por la Asamblea General el 30 de agosto de 2021, en una resolución copatrocinada por 75 Estados miembros.

 

 

España es un país con un gran patrimonio natural de humedales, tanto por la riqueza de tipos ecológicos de ambientes acuáticos como por la diversidad de especies que albergan y de usos que sostienen. La legislación española prevé, en dos de sus leyes básicas (Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad y Ley de Aguas), la elaboración de un Inventario Español de Zonas Húmedas, en cumplimiento de este mandato, en 2004 fue aprobado el Real Decreto 435/2004, de 12 de marzo, «por el que se regula el Inventario Español de Zonas Húmedas». (Mapa adjunto).

Muchos de los humedales, a nivel global y también en España, se encuentran en peligro. Según la Fundación Biodiversidad, su desaparición y degradación se debe, en gran parte, a los cambios en el uso de la tierra y del agua, así como al cambio climático. Desde el siglo XVIII, se han perdido casi el 90 % de los humedales del planeta, y el ritmo de desaparición ha aumentado en el siglo XX. En este sentido, y tan solo entre 1970 y 2015, se estima que los humedales se redujeron en aproximadamente un 35 %: una tasa tres veces superior a la de pérdida de bosques.

Estas superficies en riesgo son fuentes de diversidad biológica, de agua y productividad primaria. Además, son fundamentales para regular los regímenes hídricos. Por esas características, los humedales son un factor de gran importancia para el bienestar y la seguridad de las sociedades. Con carácter general, la sobreexplotación de los recursos del agua pone en peligro el bienestar humano y el medioambiente, compromete en ocasiones el acceso al agua; así como la salud humana, la producción de alimentos, el desarrollo económico y la estabilidad geopolítica. Por ello, y dentro del concepto amplio de «preservación del medio ambiente, el desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático» —que se desarrolla en la nueva Estrategia de Seguridad Nacional 2021 (ESN21)—, la calidad de nuestros humedales es un elemento relevante. Y es un elemento relevante no solo desde el enfoque de los efectos del cambio climático y la degradación del medio natural —definidos como uno de los riesgos para la seguridad nacional—, sino también por el cada vez más alarmante riesgo de catástrofes que conllevan los cambios en el clima. Así, cuando se produce un fenómeno climático extremo, los humedales saludables absorben parte de su impacto y aminoran los daños; actúan como esponjas naturales, que retienen y almacenan el exceso de precipitaciones y reducen así las inundaciones; y, durante la época seca, liberan el agua almacenada, lo que retrasa el inicio de las sequías y reducen la escasez de agua.

En ese marco estratégico, y de acuerdo con las líneas de acción que lidera el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, debemos considerar que garantizar la conservación y uso racional de nuestros humedales y, en su caso, la restauración de los que hayan sido destruidos o degradados; integrar su conservación y el uso racional en las políticas sectoriales; y, por último, contribuir al cumplimiento de los compromisos del Estado Español en relación a los convenios, directivas, políticas y acuerdos europeos e internacionales relacionados con los humedales, constituyen elementos clave para la seguridad.

Como señala la ESN21, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) 2021-2030 es el instrumento de planificación básico para promover la acción coordinada y coherente en estas materias. El PNACC, en su capítulo dedicado las líneas de acción sobre el agua y los recursos hídricos, se refiere a la restauración y preservación de los humedales como factor de gran trascendencia. Por ello, el Plan prevé acciones «para dar respuesta a las nuevas presiones que se derivan del cambio climático y gestionar las prioridades de usos, planteando políticas y acciones concretas que refuercen la gestión integrada de agua y territorio. El reto es crucial ya que, si no se interviene de forma adecuada, no se podrá garantizar la seguridad hídrica de las actividades socioeconómicas y los ecosistemas, abocándonos a una crisis estructural por el agua». Sin duda, un desafío que debe afrontar España y todo el planeta, porque —como subraya el lema de este Día Mundial— «actuar por los humedales es actuar por la humanidad y la naturaleza».
 

 

 
 
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