Situación de Libia - 27 de agosto 2020

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27 de agosto 2020
Acuerdo entre el gobierno de Acuerdo Nacional y la Cámara de Representantes en Libia: apoyo internacional y rechazo del Mariscal Haftar

El 21 de agosto, a través de sendos comunicados, el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) —con sede en Trípoli, liderado por el primer ministro Al Sarraj y reconocido por Naciones Unidas — y la Cámara de Representantes (HoR) de Trobuk concertaron un alto el fuego, así como la activación de un proceso político que culminaría con la celebración de unas elecciones parlamentarias y presidenciales en marzo de 2021. Además, se instó a la desmilitarización de la ciudad de Sirte y a la reanudación de la producción de petróleo —paralizada desde el pasado enero— por parte de la empresa estatal National Oil Corporation (NOC), cuyos ingresos serían distribuidos posteriormente, una vez se haya consolidado el acuerdo político. Por último, los dos centros de poder en Libia destacan que el objetivo final es la restauración de la soberanía en todo el territorio libio, con todas las fuerzas y milicias extranjeras fuera del país.

Sin embargo, y a pesar de todos los parámetros acordados, la desmilitarización del Al Jufra —una condición necesaria para el GNA— no está recogida en el comunicado de la HoR, por ser el enclave donde se concentran las fuerzas del Ejército Nacional Libia (LNA), al mando del mariscal Hafter. Además, y por no haber sido partícipe en la propuesta de acuerdo, el líder del LNA —en apenas 48 horas— ha manifestado su no adhesión al Acuerdo, al que califica de «engaño»; que solo pretende distraer a la diplomacia internacional y encubrir un asalto a Sirte, la codiciada ciudad libia por ser centro neurálgico de la distribución petrolera.

Esta propuesta de alto el fuego —cuya viabilidad ahora está en cuestión— surge tras la contra-ofensiva lanzada por el GNA en junio, con el apoyo de Turquía, contra las fuerzas de Hafter que, desde el mes de enero, asediaban Trípoli. Esta ofensiva cambió el curso de los acontecimientos, especialmente por la llegada de las fuerzas del GNA a las proximidades de Sirte y Al Jufra. Ante este escenario, el Parlamento de Egipto autorizó –a finales de julio— al presidente Al Sisi a rechazar militarmente el avance de las fuerzas de Sarraj si estas cruzaban ambas demarcaciones; al tiempo que anunció una propuesta de diálogo, no apoyada por el GNA.

Apoyo de la Comunidad Internacional

En los últimos meses, la implicación diplomática internacional ha sido intensa, tanto por parte de los países que apoyan tácitamente a cada uno de los centros de poder: Egipto, Arabia Saudí, EAU y Rusia al LNA, y Turquía y Catar al GNA; como de los países vecinos (Túnez, Argelia y Marruecos) y los europeos, como Italia y Francia ­­—con intereses contrapuestos— o Alemania, en su condición de ejercer la presidencia rotatoria de la UE. Por su parte, España ha mantenido contactos con Egipto y Turquía para alentar el diálogo político en Libia. Igualmente, EEUU —que inicialmente apoyó a las fuerzas de Haftar en su lucha contra el terrorismo yihadista— aboga por un proceso político concertado para devolver la estabilidad a Libia.

Desde que se conociera el acuerdo, las principales organizaciones internacionales — más en concreto Naciones Unidas (ONU), la Unión Europea (UE), la Liga Árabe o el Consejo de Cooperación del Golfo— manifestaron un apoyo unánime a este nuevo proceso político. Por el momento, no ha habido reacción tras el rechazo de Haftar al documento pactado entre el GNA y el HoA, por lo que toda la comunidad internacional pretende mantener sus esfuerzos diplomáticos en la consecución y desarrollo de este acuerdo para frenar los enfrentamientos y asentar el diálogo político.

Además del apoyo al nuevo acuerdo, y en aras de alcanzar la estabilidad y la gobernanza en Libia, ONU y UE mantienen su firme respaldo al marco establecido por los Acuerdos de Berlín —firmados el pasado enero por los líderes de Rusia, Turquía, Alemania, Italia y Francia; entre otros países implicados en el conflicto libio—, que instan a forjar la unidad institucional y la integridad territorial en Libia mediante la «Comisión Militar Conjunta 5+5» (Conversaciones de Ginebra). Para la Unión Europea, este pacto internacional —acordado sin la participación de las partes libias en litigio—  enviaba «un mensaje contundente y claro» a las partes libias sobre la necesidad de poner fin al conflicto; aunque Rusia señaló que había que «rebajar cualquier tentación triunfalista». En la actualidad, pocos han sido los avances, las conversaciones de Ginebra continúan bloqueadas y, como factor más preocupante, continúa la injerencia militar internacional en terreno libio, cuya erradicación era uno de los objetivos fundamentales de los Acuerdos de Berlín.

 
 
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