Visita al DSN del Presidente designado de la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación (TNP)

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VISITA DEL PRESIDENTE DESIGNADO DE LA CONFERENCIA DE REVISIÓN DEL TRATADO DE NO PROLIFERACIÓN (TNP)
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El día 11 de julio de 2019 el Presidente designado de la Conferencia de Revisión del Tratado de no Proliferación (TNP), Embajador Grossi, se reunió, a invitación del DSN, con miembros del Comité Especializado de No Proliferación de Armas de Destrucción Masiva.
 
En la reunión estuvieron presentes representantes del DSN, así como de los ministerios de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Defensa, Interior, Transición Ecológica y Economía.
 
El TNP es considerado el primer tratado internacional, de carácter multilateral, redactado en la idea de facilitar el control de la proliferación de las armas nucleares. Su negociación comenzó en 1965, tras la crisis de los misiles en Cuba y, sobre todo, tras el primer ensayo nuclear de China, en un momento en el que solo cinco potencias mundiales habían realizado ensayos de este tipo de armamento: EE.UU., Rusia, Gran Bretaña, Francia y China[1].
 
El Tratado entró en vigor en marzo de 1970 asumiento la realidad de aquel momento, con dos tipos de estados, los nucleares y los no nucleares. A día de hoy el Tratado está firmado o ratificado por 190 estados y continúa basándose en los tres pilares fundamentales en los que se apoyó su redacción:
 

  • Desarme. Medios para facilitar la reducción de armas nucleares de los países que ya cuentan con ellas. En la redacción solo una cláusula genérica, polémica por lo poco concreta y operativa, establece el compromiso de cada Parte a “celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas a la cesación de la carrera de armamentos nucleares” (artículo VI).
  • No proliferación. Los estados nucleares se comprometen a no traspasar armas nucleares y a no ayudar o alentar a ningún Estado no poseedor de armas nucleares a fabricarlas o adquirirlas (artículo I) y se establecen fórmulas para evitar que países no nucleares se hagan con este tipo de armamento. Tienen prohibición de fabricación (incluso, de ayuda técnica), adquisición, recepción o almacenamiento de armas nucleares (artículo II). Se les impone un sistema de verificación de sus actividades civiles nucleares por la OIEA (artículo III).
  • Usos pacíficos. Derecho de todas las partes a utilizar la energía atómica para fines no bélicos (artículo IV).

 
Estos tres pilares continúan, 50 años después, siendo las bases para conseguir el sostenimiento de un sistema internacional que evite o minimice los riesgos del uso de armas nucleares.
 
En 1995 se decidió que el Tratado, cuya vigencia inicial era de 25 años, tuviera continuidad en el tiempo y fuera revisado cada cinco años. Así, el cumplimiento de las disposiciones del TNP se sigue a través de la celebración de Conferencias quinquenales con Examen del Tratado. La próxima se celebrará en  abril de 2020 y  será presidida por el embajador Grossi.
 
Durante las sucesivas revisiones se han conseguido acuerdos de importancia, en ellos la redacción de un Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (que no ha entrado en vigor por la falta de acuerdo suficiente) o la creación de zonas desnuclearizadas (ZLANs)[2]. Es cierto que al menos en dos ocasiones (2005 y 2015) las conferencias finalizaron sin  acuerdo alguno. En ambos casos, fundamentalmente debido a los desacuerdos entre países nucleares y no nucleares sobre el avance del desarme, así como también por temas como la propuesta de crear en Oriente Próximo una zona libre de armas nucleares.
 
Las sucesivas revisiones han tenido mayor o menor éxito según el momento y las circunstancias, no obstante, la comunidad internacional ha conseguido mantener el Tratado en vigor y hacer de él un referente y un marco en el que buscar soluciones dialogadas.
 
La próxima conferencia de revisión se presenta en un momento especialmente difícil[3] ante el cual, el Embajador Grossi está realizando una importante labor diplomática en busca de consensos y apoyos que eviten un fracaso de la Conferencia y conlleven a la pérdida de confianza en el Tratado (sería la segunda Conferencia de Revisión consecutiva sin acuerdos)
 
Tradicionalmente España ha sido y sigue siendo un país con amplia capacidad de diálogo, con fuertes lazos con Iberoamérica, el Mediterráneo, los países árabes y miembro de la OTAN y la UE. Como tal, es considerado por la organización una pieza importante para ayudar a que en abril de 2020 el dialogo sea positivo y pueda lograrse, a pesar de la complicada situación, un documento de consenso, realista y fundado en ambiciones acordes con las circunstancias, entre los 190 países que forman parte del tratado.
 
 
 

 
[1] En la actualidad Corea del Norte, India, Pakistán e Israel cuentan con armamento nuclear, por lo que son países nucleares de facto, pero no de iure y ninguno de ellos es parte del TNP.
[2] ZLANs, artículo VII. La primera ZLAN se creó en 1961, Tratado Antártico. Otras ZLANs, son para América Latina y Caribe, Pacífico sur, sudeste asiático, África y las cinco ex repúblicas soviéticas de Asia Central. Existen otros Tratados para la no nuclearización en determinados espacios: el Tratado del Espacio Ultraterrestre (1967), de los Fondos Marinos (1971) o Tratado de la Luna y otros Cuerpos Celestes (1979). Uno de los grandes retos sigue siendo el establecimiento de ZLAM en Oriente Medio.
[3] tensiones entre EE.UU. y Rusia, en acuerdos de misiles de corto y medio alcance (INF); futuro de los acuerdos sobre desarme (el START III expira en 2021); situación creada en torno a Irán después de la salida de EE.UU. del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC); tensiones creadas y medidas por Irán para enfrentar las medidas económicas tomadas por EE.UU.; situación de facto de Corea del Norte como nuevo actor con capacidades nucleares y el desarrollo de las negociaciones, prácticamente bilaterales, en el que se mueve el país después de su salida de facto del TNP.
 
 
 
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