Mali: Avance de la transición política y deterioro de la seguridad

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Mali: Avance de la transición política y deterioro de la seguridad
26 de abril 2021

Después de la instauración de todas las instituciones que dirigen la transición política en Mali, en las últimas semanas ha empezado la preparación de las acciones acordadas para finalizar esta etapa en el plazo previsto: 18 meses desde el golpe de estado de agosto de 2020. Con este objetivo, el gobierno de transición ha anunciado el calendario de las elecciones que permitirán la restauración de un gobierno democrático. Así, y como fechas previstas, el 27 de febrero de 2022 tendrán lugar las elecciones presidenciales y legislativas —seguidas de eventuales segundas vueltas el 13 y 20 de marzo, respectivamente—; mientras que las elecciones locales y regionales se celebrarán el 26 de diciembre de este 2021.

Asimismo, el 31 de octubre de 2021 está prevista la celebración de un referéndum nacional para permitir la revisión de la Constitución: «Esta fecha —señaló Abdoulaye Maïga, ministro de Administración Territorial— tiene en cuenta el tiempo necesario (a partir de abril) para consultar, redactar la Constitución, ratificarla por el Consejo Nacional de Transición que actúa como Parlamento) y, finalmente, aprobarla mediante referéndum». En este contexto, y para garantizar la consecución de este complejo proceso electoral, ya se han iniciado las consultas nacionales para, entre otros asuntos, acordar los nuevos poderes y cometidos de la futura Comisión Nacional Electoral Independiente (CENI), la organización y gestión de las elecciones por un único órgano técnico y el proceso de redistribución administrativa del territorio nacional.

Respecto a las elecciones en Mali, el secretario general adjunto de Operaciones de Paz de la ONU ha defendido que «representan la prueba de fuego de la transición actual y un paso necesario hacia el retorno de Mali al orden constitucional». Según él, una participación mayoritaria de los malienses en los comicios y una credibilidad reforzada del proceso electoral serán fundamentales «para evitar que este hito en el proceso democrático vuelva a convertirse en el detonante de una mayor inestabilidad política en Mali». Por todo ello, y ante el Consejo de Seguridad, subrayó que era imprescindible que aumente el ritmo de las reformas y que un mayor número de actores se sumen al proceso para asegurar el éxito de la transición.

Acuerdo de Paz de Argel de 2015

En cuanto a la implantación del Acuerdo de Paz, firmado por el gobierno de Mali y los movimientos tuareg para poner fin a los enfrentamientos y avanzar hacia la paz; se ha visto condicionado por el asesinato, el pasado 13 de abril, de Sidi Brahim Ould Sidati, presidente de la Coordinación de Movimientos del Azawad (CMA) y jefe de la delegación de la CMA ante el Comité de Seguimiento del Acuerdo de Paz (CSA). Toda la Mediación Internacional del Acuerdo condenó el crimen, y recordó que Ould Sidati fue un importante actor en las negociaciones y en la puesta en marcha de este importante pacto por la paz y la reconciliación nacional. Según medios de comunicación locales, y aun a la espera de conocer su sucesor, este homicidio podría desestabilizar la marcha del Acuerdo de paz, además de suponer un golpe para el proceso de paz y cohesión social en el país.

Situación de seguridad

Por otro lado, las fuerzas armadas locales e internacionales continúan siendo objetivo tanto del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM, afín a Al-Qaeda) como del autodenominado Estado Islámico en el gran Sáhara (EIGS). En marzo, Mali fue el país del Sahel más golpeado por el yihadismo (20 atentados y ataques, la cifra más alta desde febrero de 2020); y también registró —en Tessit, el pasado 15 de marzo— el atentado de mayor gravedad contra el ejército maliense de seguridad desde noviembre de 2019, donde murieron 33 militares y que fue reivindicado por EIGS.

Con todo, la situación de seguridad se sigue deteriorando especialmente en el norte y en el centro del país. Sin embargo, la amenaza terrorista no es el único desafío a la seguridad del país, pues continúan los enfrentamientos armados entre los distintos grupos étnicos. Con la pretensión de frenar esta violencia, se están logrando distintos acuerdos de paz locales, algunos de los cuales auspiciados y apoyados por la misión de Naciones Unidas en Mali (MINUSMA). Entre otros, el 15 de marzo se firmó un acuerdo de alto el fuego temporal de 1 mes entre yihadistas de la Katiba Macina y los cazadores dogones en Frabougou, ubicado en la región central de Mali, que finalmente se ha extendido indefinidamente, sin necesidad de pactar —como exigían los yihadistas— la salida de las fuerzas armadas malienses de la zona.
 
En este camino para avanzar hacia la paz, Naciones Unidas ha reiterado la necesidad de implementar un enfoque integral para mejorar las condiciones de seguridad y la protección de los malienses, al tiempo que se reestablece la autoridad del Estado en todos el territorios de soberanía y se garantizan los servicios sociales básicos para la población. Además, «este enfoque —señalaba el Secretario General Adjunto de Operaciones de Paz, Jean-Pierre Lacroix— también debe garantizar que las milicias y los grupos armados dejen las armas y se unan al proceso de diálogo».

 
 
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