15º Informe Secretario General Naciones Unidas sobre Daesh: respuestas integrales para erradicar amenaza terrorista

Left
ONU DAESH
Right

15º Informe Secretario General Naciones Unidas sobre Daesh: respuestas integrales para erradicar amenaza terrorista
10 de agosto 2022
 
El 9 de agosto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas celebró una sesión informativa sobre el 15º Informe del Secretario General relativo a la evolución de la amenaza mundial que representa el autodenominado Estado Islámico / Daesh para la paz y la seguridad mundial. En 2015, el Consejo de Seguridad —a través de su resolución 2253 (2015)— expresó su determinación para enfrentar la violencia y el terrorismo de este grupo yihadista y, por ese motivo, solicitó informes periódicos y de nivel estratégico al Secretario General. A partir de 2021, la periodicidad del informe es semestral; y recoge no solo una valoración de la amenaza en los distintos escenarios estratégicos donde se origina y expande, sino también las diversas actividades de Naciones Unidas para ayudar a los Estados Miembros a combatir esta lacra mundial.

Como recoge el informe, durante el primer semestre de 2022, la amenaza que representan Daesh y sus afiliados «siguió aumentando, sin desviarse de la tendencia observada en los dos últimos años (…) y sigue siendo especialmente elevada en los entornos afectados por el conflicto, desde donde puede extenderse a zonas no conflictivas».  Y todo ello a pesar del ataque continuado a las estructuras de liderazgo y dirección del grupo yihadista, que no ha impedido —según Naciones Unidas— que siga «explotando la inseguridad y las condiciones que favorecen la propagación del terrorismo para reclutar adeptos, organizar y ejecutar complejos atentados». En este contexto, el informe señala que las actuales condiciones de crisis económica mundial —marcada por una desaceleración del crecimiento económico y una creciente inflación—, junto con la respuesta de los gobiernos para paliar esta situación, pueden actuar como potenciador del reclutamiento y la propagación del terrorismo yihadista, lo que provocará un mayor incremento de la amenaza a nivel global.

En cuanto a los parámetros más importantes que sustentan el yihadismo global de Daesh, el informe subraya que su capacidad de financiación, aun siendo muy importante, ya no es suficiente para sufragar «los gastos del Daesh, principalmente los pagos a los combatientes y a sus familiares, muchos de los cuales se encuentran en campamentos de desplazados, porque superan los ingresos actuales». Entre las fuentes de ingreso, destacan la extorsión, los rescates por secuestros, las donaciones directas o los ingresos procedentes del comercio y las inversiones; y esa bonanza económica les permite —según distintos Estados Miembros— «dirigir y mantener el control de los flujos de fondos destinados a las filiales mundiales», que constituye «un elemento importante de la lealtad mostrada por los grupos afiliados».

Asimismo, otro factor determinante para determinar la situación de la amenaza de Daesh se refiere a las armas y procedimientos que emplean en sus ataques y atentados. En este contexto, el secretario general de Naciones Unidas destaca el incremento del uso de sistemas aéreos no tripulados, especialmente en el norte de Irak: «gracias a la oferta comercial de estos sistemas de bajo costo y alta tecnología, que son difíciles de rastrear, grupos como el Daesh pueden localizar y atacar objetivos con un alto grado de precisión. En algunos casos, se observó que el Daesh había utilizado esos sistemas para atacar cargueros».

Expansión regional de Daesh

A continuación, el informe hace un balance sucinto del estado de la amenaza en sus distintos contextos regionales, desde África hasta Asia y con referencias concretas a Europa. Respecto al continente europeo, se destaca que el nivel de amenaza es moderado y que la actividad del Daesh se ha limitado esencialmente a alentar a sus secuaces a que «reanuden los atentados en Europa». Además, señala que «casi todos los atentados reivindicados por el Daesh en Europa en los últimos tiempos fueron perpetrados por personas con problemas de salud mental que se habían inspirado en el grupo, pero no tenían apoyo logístico o económico. A las fuerzas de seguridad les resulta muy difícil detectar esos atentados a tiempo». Asimismo, el informe hace una mención especial a los procesos de radicalización y reclutamiento en las cárceles de Europa, que «siguen siendo los principales motores de la amenaza», así como la especial atención que hay que prestar a las personas encarceladas por viajar a Siria que irán «quedando en libertad de aquí a 2025» y también «a las mujeres que retornan».

En sus conclusiones, el secretario general se refiere explícitamente al preocupante escenario en África, convertida en la región del mundo donde más se expande el terrorismo de Daesh: «La situación en África, especialmente en el sur y el oeste del continente, se ha deteriorado aún más desde el informe anterior, con una escalada de violencia en países que habían sido en gran medida pacíficos antes de que el grupo y sus afiliados comenzaran a operar dentro de sus fronteras. Me preocupan especialmente las posibles repercusiones de la inseguridad alimentaria mundial en África Occidental, sobre todo en el Sahel, que puede exacerbar las fragilidades y alimentar dinámicas de conflicto locales que podrían catalizar la propagación del terrorismo y el extremismo violento que conduce al terrorismo».

Respuesta ante la amenaza de Daesh

La última parte del 15º informe sobre la amenaza de Daesh se refiere a los distintos aspectos que marcan hoy su evolución, así como a la respuesta internacional. En primer lugar, destaca la repercusión de la invasión rusa de Ucrania y el tráfico de armas que algunos grupos terroristas y radicales han aprovechado para alentar a sus seguidores para que aprovechen esta situación crítica, «incluso mediante atentados de terroristas que actúan por su cuenta en Europa», y también para «difundir contenidos de odio, llamamientos a la violencia y desinformación en red». Por otro lado, subraya la trascendencia del deterioro de la situación en los centros de detención y los campamentos del Iraq y el noreste de Siria. En este contexto, «un desafío clave sigue siendo garantizar la repatriación voluntaria, segura y digna de esas personas, respetando plenamente las obligaciones respectivas de todos los Estados en virtud del derecho internacional y, en particular, la necesidad de garantizar su enjuiciamiento, según proceda, así como su rehabilitación y reintegración».

En el campo de la respuesta internacional, el informe señala numerosos progresos realizados en todas las regiones y en los distintos ámbitos de actuación. Al tiempo, y como desafíos actuales y de futuro, se centra en aquellos aspectos que deben articular las acciones conjuntas para erradicar la amenaza yihadista de Daesh, que necesitan de una amplia cooperación social: el apoyo a las víctimas, la lucha contra la financiación del terrorismo, la gestión de las fronteras nacionales y aplicación de la ley o las iniciativas para refutar los argumentos terroristas y hacer que las comunidades contribuyan a prevenir y combatir el extremismo violento que conduce al terrorismo.

Y como marco general —señala el informe—, es necesario fortalecer la acción multilateral y multidimensional de lucha contra el terrorismo, que depende de la existencia de asociaciones sólidas y bien coordinadas. Con todo, en sus observaciones finales, el secretario general enfatiza la necesidad de dar respuestas integrales para combatir y prevenir el terrorismo, así como el firme compromiso de Naciones Unidas de colaborar en la consecución de este desafío: «Aunque los Estados Miembros tienen una responsabilidad primordial en este sentido, la cooperación internacional sigue siendo indispensable. Las Naciones Unidas continuarán colaborando con los Estados Miembros, las organizaciones internacionales y regionales, la sociedad civil y otros asociados, en particular mediante el Pacto Mundial de Coordinación de la Lucha contra el Terrorismo de las Naciones Unidas, para apoyar la aplicación equilibrada de la Estrategia Global de las Naciones Unidas  contra el terrorismo, así como las respuestas que tengan en cuenta las cuestiones de género y  estén firmemente basadas en el estado de derecho y los derechos humanos».

 

 
 
Seguridad Nacional un proyecto compartido