Estrategia de la Unión Europea para una Unión de la Seguridad

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06 de octubre 2020
Estrategia de la Unión Europea para una Unión de la Seguridad
 
«Los europeos se enfrentan actualmente a un panorama de seguridad en evolución constante en el que influyen las amenazas cambiantes y otros factores, como el cambio climático, las tendencias demográficas y la inestabilidad política más allá de nuestras fronteras». Con esta premisa estratégica, la Comisión de la Unión Europea ha comunicado la Estrategia de la UE para una Unión de la Seguridad —que cubre el periodo 2020-2025—, en sustitución de la Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad de la UE presentada en 2016. Como objetivo, la nueva Estrategia persigue «ofrecer un dividendo de seguridad para proteger a todos en la UE» y, para ello, define las prioridades estratégicas y acciones para hacer frente —de forma integrada— a los riesgos digitales y físicos «en todo el ecosistema de la Unión de la Seguridad, centrándose en los ámbitos en los que la UE puede aportar más valor».

En primer lugar, en el apartado Un panorama europeo de amenazas para la seguridad en rápida transformación, la Estrategia 2020 destaca que las vulnerabilidades y las amenazas actuales se encuentran en un estado de transformación constante. Además, señala que los servicios esenciales dependen de una infraestructura física y digital vulnerable; las divisiones sociales y la incertidumbre aumentan la posibilidad de ataques híbridos —entre otros, ciberataques, daños a infraestructuras críticas, campañas de desinformación o radicalización del discurso político—; y, al mismo tiempo, las amenazas tradicionales: terrorismo y delincuencia organizada siguen evolucionando de forma y «exigen una respuesta global y coherente a nivel de la UE».

Por su parte, el epígrafe Una respuesta coordinada de la UE para el conjunto de la sociedad plantea la necesidad de involucrar más al conjunto de la sociedad para avanzar hacia la Unión de la Seguridad, así como sensibilizar sobre los riesgos de la dependencia y la necesidad de una estrategia industrial europea sólida. Como líneas de acción, señala que hay que desarrollar capacidades y medios para la detección temprana, la prevención y la respuesta rápida a las crisis; centrarse en los resultados, a través de una evaluación de las amenazas y los riesgos para orientar los esfuerzos de la Unión; y conectar a los sectores público y privado en un esfuerzo común.

A continuación, y con el objetivo de «proteger a todos en la UE», la Estrategia refiere las cuatro Prioridades estratégicas para la unión de la seguridad:

1. Un entorno de seguridad con garantías de futuro

Para conseguirlo, y como principales desafíos, la UE se propone asegurar la protección y resiliencia de las infraestructuras críticas, físicas y digitales, la seguridad en el ciberespacio y los espacios públicos.

2. Hacer frente a las amenazas cambiantes

En este ámbito, hay que conseguir un entorno resiliente, donde la lucha contra la ciberdelincuencia se convierta en una prioridad estratégica de comunicación. Por otro lado, urge mejorar la aplicación de la ley en las investigaciones digitales, así como que los profesionales de las fuerzas de seguridad y la administración de justicia se adapten a las nuevas tecnologías.

Por último, y como ha evidenciado la crisis de la COVID 19, las actuales amenazas híbridas muestran una magnitud y diversidad sin precedentes y, para mejorar su conocimiento, es imprescindible racionalizar los distintos flujos de información.

3. Proteger a los europeos frente al terrorismo y la delincuencia organizada

Para ello, hay que abordar las causas profundas de la amenaza terrorista; fomentar la cohesión social; intensificar la lucha contra la radicalización; conseguir el enjuiciamiento de los culpables; identificar las personas de alto riesgo; y abordar el reto de los combatientes terroristas extranjeros. Todo ello mediante la cooperación internacional y multilateral, que también es esencial para combatir las fuentes de financiación.

Y respecto a la delincuencia organizada, la lucha contra el tráfico de drogas, el comercio de armas de fuego, el tráfico ilícito de migrantes, los delitos contra el medio ambiente o los delitos económicos y financieros, en ellos se deben centrar, entre otros ámbitos, los esfuerzos de la Unión Europea.
 
4. Un ecosistema de seguridad europeo sólido

Como señala la Estrategia, «el logro de una Unión de la Seguridad genuina y efectiva debe ser el objetivo del esfuerzo común de todos los sectores de la sociedad». Desde esta evidencia, la cooperación y el intercambio de información y de conocimientos especializados incrementarán el grado de preparación y eficacia de las fuerzas policiales.

Así mismo, también es fundamental también mantener unas fronteras exteriores fuertes frente a la delincuencia transfronteriza y el terrorismo; reforzar la investigación, la innovación y el desarrollo tecnológico de la UE para conocer la verdadera dimensión de la seguridad; e incrementar la sensibilización ciudadana sobre su propia seguridad y sobre la necesidad de adquirir capacidades para hacer frente a las amenazas potenciales.

Con todo ello, y como subraya en su conclusión, esta Estrategia sienta las bases de un ecosistema de seguridad que abarca a toda la sociedad europea —organismos públicos, empresas, organizaciones sociales, instituciones y ciudadanos— desde la certeza de que la seguridad es, sin duda, una responsabilidad compartida.
 

 
 
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