Día Mundial del Árbol - 28 de junio 2020

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28 de junio 2020: Día Mundial del Árbol

El 28 de junio se celebra el Día Mundial del Árbol, que rinde homenaje al protagonista individual de los procesos asociados a la vida. Sin embargo, no es el único día del año en que la comunidad internacional hace muestra de la importancia de los árboles. Así, en 2012, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 21 de marzo como Día Internacional de los Bosques. En cualquier caso, la importancia del árbol, como individuo o de la foresta como sociedad en la que el árbol es la unidad fundamental, es indiscutible para la vida en nuestro planeta.

Desde el punto de vista de la Seguridad Nacional, el árbol es elemento y unidad de valor sobre el que se asientan fundamentos indispensables del sistema que permite velar por la seguridad de los españoles. La Estrategia de Seguridad Nacional 2017 enumera las amenazas y desafíos a los que nuestro país se enfrenta. De una u otra forma, la presencia del árbol es esencial para la reducción de los seis riesgos enumerados por la Estrategia.

Emergencias y catástrofes: La ESN 2017, al tratar el riesgo de catástrofes, señala que «la degradación de los ecosistemas reduce las defensas naturales y el incremento de magnitud y frecuencia de algunos fenómenos adversos a consecuencia del cambio climático».

Las inundaciones, los incendios forestales y los deslizamientos de tierras están entre los fenómenos que mayores daños causan, tanto en vidas humanas como económicos. En los tres casos, es evidente la relación con la presencia de vegetación existente. El riesgo de inundaciones está directamente relacionado con la capacidad del suelo de frenar la velocidad del agua de escorrentía y de absorber las mayores cantidades posibles de la misma, ambos factores en relación directa con la población vegetal, al igual que el mayor o menor riesgo de desplazamientos de terreno. En el caso de los incendios, en los países mediterráneos son el mayor riesgo para la población de nuestros bosques, en España, sin poder ser demasiado optimistas, en los últimos años el enorme esfuerzo empleado en combatirlos parece estar dando resultados positivos.

Fallecidos por emergencias y catástrofes naturales 1995-2017

Estabilidad económica y financiera: en este momento, no existen cuentas que incorporen unas cifras precisas del valor económico de los productos y servicios de los bosques. No obstante, sería deseable pensar en los valores de la producción total de los árboles, y también en otros valores habitualmente omitidos como los servicios recreativos, los de conservación del paisaje, de la biodiversidad, los efectos sobre el agua o la captura neta de carbono.

Vulnerabilidad energética: el papel protector del bosque, del árbol, en la estabilización de los terrenos en las cuencas hidrográficas es fundamental para mantener la capacidad de los pantanos y, con ello, preservar la capacidad de generación hidroeléctrica, que supone entre un 10 y un 20% del consumo de energías renovables. Además, es parte importante de la generación de energía a partir de biomasa. Casi el 90 por ciento de la biomasa con la que se genera energía en el mundo es de procedencia forestal. En la Unión Europea, es una fuente de energía que actualmente representa cerca del 60% de las energías renovables del bloque, más que la energía solar y eólica juntas.

Flujos migratorios irregulares: El Sahel será responsable del 30% del crecimiento de la población mundial. En esta región, las rivalidades étnicas y religiosas son, en ocasiones, causadas por recursos económicos escasos (la tierra cultivable); y también el cambio climático –con la pérdida progresiva de masa forestal– incrementará la inestabilidad y la pobreza. Con todo, este escenario derivará en mayores flujos migratorios hacia Europa.

Ante el objetivo de frenar los efectos de la desertificación en la zona mediante la plantación de millones de árboles, una fórmula eficaz para conseguirlo es el proyecto de la Gran Muralla Verde Africana.

Epidemias y pandemias: La ESN 2017 habla de la aparición de vectores que favorecen la propagación de enfermedades. Más del 60% de las enfermedades humanas tienen origen animal, y las epidemias más importantes de la historia reciente proceden del contacto humano-animal. El deterioro de hábitats naturales afecta a la distribución de especies y altera sus condiciones de vida, con repercusión en la actividad animal y humana en amplias zonas del mundo. Este “deterioro” tiene uno de sus reflejos más importantes en la deforestación y muchas veces a causa de la mala gestión del territorio y los bosques.

Efectos derivados del cambio climático: La región mediterránea está identificada como una de las regiones europeas con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático. En España, destacan la escasez de los recursos hídricos y el incremento de la frecuencia y severidad de sequías, inundaciones e incendios, que tienen íntima relación con la presencia, ausencia, calidad y cantidad de la vegetación que soporta la mayor parte de los ecosistemas. Por otra parte, para conseguir alcanzar los objetivos marcados por España y la UE en lo referente a la reducción de Gases de Efecto Invernadero, la función de sumideros de carbono de las formaciones vegetales es fundamental.

España está haciendo un esfuerzo importante, para preservar y mejorar las condiciones de biodiversidad. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico está elaborando, con la participación de otros ministerios y de las administraciones autonómicas y locales, la Estrategia Estatal de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas. Una Estrategia que pretende sentar las bases para un nuevo modelo de planificación y gestión territorial que integre el desarrollo económico y social, la garantía del mantenimiento de los servicios ecosistémicos y la conservación de la biodiversidad.

En este ámbito, el Eurobarómetro 481 sobre Actitudes de los Europeos acerca de la Biodiversidad (Comisión Europea) muestra el interés e importancia para los ciudadanos –en el conjunto de la Unión Europea y también de España– de la biodiversidad, que cada vez resulta un concepto más familiar.

Con todo, y siempre deseando una mejoría, la situación de los bosques en España no es mala. Entre 2004 y 2018, la superficie forestal en España ha aumentado un 1,2 %, mostrando un crecimiento lento pero constante. Por otro lado, el 55,2 % de la superficie total nacional (27,9 millones de hectáreas) está compuesta por montes, de los cuales, más del 66 % son bosque. Sin duda, entre todos habrá que conseguir no solo que esta realidad natural se mantenga, sino seguir cuidando el medio ambiente para que el árbol y el bosque sigan creciendo en nuestro planeta.

 

 
 
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