El régimen internacional de No Proliferación: punto focal de la seguridad mundial

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08 de julio 2020
El régimen internacional de No Proliferación: punto focal de la seguridad mundial

El régimen internacional de no proliferación es un conjunto de principios, normas, reglas y procedimientos de toma de decisiones, sobre el que convergen las expectativas de los actores internacionales en el área de la no proliferación de armas a nivel global. Para España, y así lo consideran y reflejan las sucesivas estrategias de Seguridad Nacional (ESN), la proliferación de armas de destrucción masiva supone (ESN2017) “una grave amenaza” a la Seguridad Nacional.

Desde hace un tiempo, se habla de una “crisis” del multilateralismo. En el marco del régimen de no proliferación, desde mediados del SXX, el multilateralismo ha favorecido el control de armamento, aunque no haya conseguido alcanzar cotas importantes de desarme. Actualmente existe la tendencia de algunos de los principales actores a sustituir acuerdos o tratados multilaterales por negociaciones, muchas veces bilaterales, utilizadas como herramientas de presión para influir en otros ámbitos (como el comercial) u otros acuerdos del mismo ámbito (biológico o químico). En este contexto, España se mantiene en el apoyo al multilateralismo y a la consecución de objetivos “posibles”. Por ello, apoya la mayor parte, si no todas, las vías que favorezcan el control real y dificulten o impidan una escalada descontrolada de la proliferación, que pueda poner en peligro la paz mundial.

En cuanto a recientes aspectos de actualidad en este entorno, cabe destacar por especial trascendencia los siguientes:

El  pasado 22 de junio, Estados Unidos y Rusia retomaron las conversaciones que afectarán —aunque quizás no de forma definitiva— a la situación de los acuerdos de no proliferación o desarme nuclear. Dirigida por el representante especial para el control de armas estadounidense, Marshall Billingslea, y el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov; esta reunión fue más técnica que política, y constituyó el primer paso para la posible renovación del tratado New START —actualmente, el único tratado entre ambas potencias sobre la materia—, que expira en febrero de 2021.

A este respecto, es destacable que el número de cabezas nucleares ruso o norteamericano supera con creces las seis mil —incluidas las activas desplegadas, en mantenimiento o pendientes de desmantelar —; mientras que China apenas alcanza las 300, un número que superarían Francia y Reino Unido juntos, todo ello según las cifras que maneja el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo.

El siguiente paso, y con implicación directa de España, es la próxima Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación (TNP), al que se han adherido 191 estados desde su entrada en vigor en 1970. La Conferencia debería haberse realizado en Nueva York entre el 27 de abril y el 22 de mayo de este año, pero fue aplazada por motivo de la pandemia y, posiblemente, se llevará a cabo a principios de 2021. Por el momento, esta conferencia genera notable expectación, sin duda también condicionada por las elecciones estadounidenses que se celebrarán este mes de noviembre y el desarrollo de las antes mencionadas conversaciones ruso-norteamericanas.
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En cuanto al papel de España, participa en la denominada iniciativa de Estocolmo, cuya última reunión se celebró el pasado 9 de junio. Se trata de un grupo de 16 países, presidido por Alemania, que tiene como objetivo facilitar el mayor éxito posible de la próxima Conferencia de Revisión del TNP.

Posicionamiento internacional

En 2019, la retirada de EE.UU. del tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio —conocido como INF—, tras acusar a Rusia de su incumplimiento, concluyó con la suspensión de las obligaciones de ambos países en este campo.

En este contexto, el pasado mes de mayo, la retirada de EEUU del acuerdo de cielos abiertos de la OSCE ha supuesto un nuevo punto de fricción, pues la primera potencia mundial se retira así de la obligación de respetar las medidas de confianza.

En otros frentes, la tensión tampoco se ha disipado durante estos últimos meses. el JCPoA —Plan de acción integral y conjunto para Irán— se encuentra hoy en vía muerta. Desde su entrada en vigor en 2015, había funcionado de forma razonable para controlar las acciones iraníes en el campo del armamento nuclear; y se mantenía con el apoyo de los miembros permanentes de Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Alemania y la Unión Europea. Sin duda, y en este contexto, el peor escenario sería la retirada de Irán del Tratado de no Proliferación (TNP): una situación que se debe considerar posible y absolutamente indeseable.
 
 

 
 
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