Situación Crisis Mali

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28 de septiembre 2020
Situación Crisis Mali

Desde el golpe de Estado del pasado 18 de agosto, y con el país liderado por la junta militar —autoproclamada Consejo Nacional de Salvación del Pueblo (CNSP)—, Mali avanza hacia la instauración de un periodo de transición que devuelva el orden constitucional y la estabilidad política al país; y todo ello en el marco de una presión interna, regional e internacional —con la Comisión Económica del los Estados del África Occidental (CEDEAO), principal mediador en la crisis maliense— que exige que este proceso sea liderado por civiles, y que su extensión temporal sea la posible menor hasta concluir con unas elecciones generales que permitan la recuperación plena de la democracia nacional.

Con estos parámetros, el día 25 de septiembre, tomaron posesión oficialmente el presidente —Bah Ndaw, exministro de Defensa y coronel retirado— y el vicepresidente —Assimi Goita, coronel, líder del CNSP— del Gobierno de Transición en Mali, tras ser designados el día 21 por un Comité, del que no ha trascendido su composición ni los criterios de designación de sus miembros. En este sentido, el Movimiento 5 de Junio-Agrupación de Fuerzas Patrióticas (M5-RFP) —a través de un comunicado público— negó haber sido parte del proceso de elección de las nuevas autoridades del país, al tiempo que subraya que siguen esperando —desde su compromiso con garantizar una transición pacífica y estable— las versiones consolidadas definitivas de la carta, la hoja de ruta y la estructura de la transición, así como la composición y los procedimientos de deliberación del citado Comité.

El nuevo presidente interino Bah Ndaw ocupará el cargo durante los dieciocho meses que durará la transición, y a su acto de juramento asistieron el mediador principal de la Comunidad de Estados de África del Oeste (CEDEAO), el jefe de la misión de estabilización de Naciones Unidas (MINUSMA), así como representantes de la sociedad civil maliense. En cuanto a presidentes nacionales extranjeros, tan solo asistió el de Guinea-Bissau, Mokhtar Sissoco Embaló.
 
En su discurso, el presidente prometió llevar a cabo una transición en las condiciones y plazos acordados, hasta conseguir la legalidad constitucional y representantes legítimos a través de unas «elecciones democráticas sinceras». Asimismo, se comprometió a no poner en peligro ningún compromiso internacional —incluidos los acuerdos de paz firmados en 2015— y a mantener la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado. Por último, refirió que llevaría a cabo «un refuerzo de las fuerzas de defensa» de Mali.

Entre sus primeras decisiones al frente del país, el 27 de septiembre, Bah Ndaw designó a Moctaur Ouane —ex ministro de Asuntos Exteriores y un diplomático con una dilatada experiencia internacional— como primer ministro de la transición. Según la  Carta de Transición, el gobierno estará formado por no más de 25 miembros, que no pueden ser elegidos en las elecciones presidenciales y legislativas que se celebrarán al final de la transición. Por otro lado, las principales áreas identificadas en la hoja de ruta de transición —que se conocerá a final de septiembre— son la restauración y el fortalecimiento de la defensa y la seguridad en todo el territorio nacional, la promoción de la buena gobernanza y la revisión del sistema educativo. Además, se comprometen a emprender reformas políticas e institucionales, adoptar un pacto de estabilidad social y, por último, a organizar unas elecciones generales.

Reacción de la CEDEAO

Una misión delegada de la CEDEAO estuvo en Mali del 23 al 25 de septiembre para monitorizar la implementación de las decisiones de su reunión del día 15 con el CNSP, y en estas conversaciones con la junta militar también participaron representantes de la Unión Africana y de MINUSMA.

Tras finalizar su visita oficial y de mediación a Mali, publicaron un comunicado en el que felicitaban al recién nombrado presidente. Al mismo tiempo, exigían la publicación de la versión final y consolidada de la Carta de la Transición, que debe incluir los cambios acordados en la reunión del 15 de septiembre: entre otros, la conformación de que el vicepresidente no sustituirá al presidente bajo ninguna circunstancia; la aceptación de que una transición política de 18 meses; el nombramiento de un primer ministro civil —condición para el levantamiento de las sanciones impuestas desde agosto por la organización regional al país—; y, por último, la disolución del CNSP.

Respecto a este último requerimiento, el CNSP habría confirmado su intención de disolverse, pero únicamente cuando se organicen todos los órganos del régimen de transición. Por el momento, falta por formar el gobierno de transición, así como instaurar el Consejo Nacional de Transición, que se constituirá como el órgano legislativo nacional.

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14 de septiembre 2020
Situación Crisis Mali

Entre los días 10 y 12 de septiembre, tuvo lugar una nueva ronda de consultas nacionales sobre la transición política nacional convocada por el Comité Nacional de Salvación del Pueblo (CNSP) —denominación adoptada por la junta militar que lideró el golpe de estado del 18 de agosto—, que contaron con la participación de actores regionales, nacionales —con amplia representación de la sociedad civil— y de la diáspora maliense.

La primera fase de estas consultas del CNSP —que pretende acordar los términos de referencia para la transición política— tuvo lugar el pasado día 5. Al finalizar la jornada, un comité de expertos presentó al CNSP un documento que incluye la hoja de ruta, la arquitectura y los órganos de transición, así como los estatutos que regirán este proceso político. Esta primera mesa de diálogo, prevista inicialmente para el sábado 29 de agosto, fue pospuesta «por motivos organizativos» según la junta militar; pero subyacía el malestar del Movimiento 5 de junio-Agrupación de Fueras Patrióticas (M5-RFP) —aglutinador de todas las protestas sociales antes de producirse el derrocamiento del presidente Keïta— por no haber sido convocado. Para solventar esta controversia, las dos partes —el CNSP y el M5-RFP— habrían mantenido una reunión a puerta cerrada para tratar de llegar a un entendimiento respecto al proceso de transición.

Por el contrario, el CNSP sigue sin contar con la Coordinadora de los Movimientos del Azawad para estas conversaciones nacionales, a pesar de que representa a gran parte de las organizaciones tuaregs. La Coordinadora es firmante del acuerdo de paz de Argel de 2015, cuya implementación está prácticamente paralizada.

Finalmente, y a pesar de que el CNSP anunciara de que se habían llegado a acuerdos tangibles durante las jornadas de consulta, el M5-RFP ha rechazado el documento final leído en la ceremonia de clausura porque no se ajustaba a las deliberaciones resultantes de los trabajos de los distintos grupos. Más en concreto, y a pesar de estar de acuerdo con al periodo de transición acordado (18 meses), no aceptaban que —como señala el CNSP— «el presidente pueda ser civil o militar»; pues exigen —como el resto de la Comunidad Internacional— tanto el presidente como el primer ministro sean civiles. Además, el M5 denuncia que no se han abordado otros muchos asuntos referidos, especialmente, a la estructura y órganos que deben dirigir la transición.

CEDEAO: principal mediador en Mali

Por su parte, los jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO) siempre han defendido un periodo de transición más corto de los tres años propuestos inicialmente por el CNSP. Durante la cumbre extraordinaria del pasado 28 de agosto, acordaron que Mali debía contar con un gobierno de transición liderado por civiles por un periodo de 12 meses, que debía concluir con unas elecciones presidenciales. Asimismo, durante la 57 sesión ordinaria de la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno, celebrada el pasado 7 de septiembre en Niamey (Níger), reafirmaron sus propuestas para revertir el orden constitucional en el país y, con este propósito, instaron a la junta militar a designar, antes del 15 de septiembre, a los dirigentes civiles que liderarán la transición política.

Por el momento, los miembros del CNSP no se han pronunciado sobre esta propuesta, pero todo se complica debido a la actual fricción que impera entre el CNSP y el M5. Además, también los representantes del M5-RFP subrayan que, frente al requerimiento de la CEDEAO, «la elección de los líderes de la transición no debe ser una carrera a contrarreloj».
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28 de agosto 2020
Situación Crisis Mali

Días después del golpe de estado en Mali y de la renuncia del presidente del país Ibrahim Boubacar Keita (IBK), una misión de la Comunidad Económica de Estados del África Occidental (CEDEAO) se desplazó a Bamako —del 22 al 24 de agosto— para reunirse con miembros de la junta militar, que ha tomado el poder bajo el autodenominado “Comité Nacional de Salvación del Pueblo” (CNSP) —actualmente liderado por el coronel Assimi Goita—, así como con el ex presidente del país y su primer ministro, detenidos por los insurrectos militares. En principio, las negociaciones se han centrado en acordar el periodo de transición, así como en intentar la liberación de todas las autoridades detenidas. Según Goodluck Jonathan, ex presidente nigeriano y jefe del equipo mediador de la misión de la CEDEAO, se han conseguido avances, pero persisten importantes desacuerdos, en especial respecto a la posible intención del CNSP de prologar el periodo de transición durante tres años: una extensión que tanto la CEDEAO como el resto de la comunidad internacional consideran excesivo. En relación a la situación del ex presidente Keita, acordaron aliviar las condiciones de su detención, pero sin atender a la petición de que fuese liberado; al tiempo que el propio Jonathan declaró que el IBK «nos ha dicho que ha renunciado, que no se le ha obligado a hacerlo y que no quiere volver a la presidencia».

Los jefes de Estado y de Gobierno de la CEDEAO pretenden mantener una reunión por videoconferencia para tratar la situación de Mali. Previamente, el pasado día 18, la CEDEAO había decidido cerrar todas las fronteras de sus países miembros con Mali, así como suspender todas las relaciones económicas, financieras y comerciales con el país, hasta que se reinstaurara el orden constitucional. Durante esta reunión, se vaticina que los mandatarios decidan sobre el mantenimiento, la supresión o el fortalecimiento de las medidas coercitivas para forzar el regreso del poder constitucional.

El pasado viernes 21 de agosto, tuvieron lugar las últimas movilizaciones convocadas por el Movimiento 5 de Junio - Agrupación de Fuerzas Patrióticas (M5-RFP), que transcurrieron sin incidentes, con claras muestras de apoyo a la junta militar y alentadas por la euforia tras la renuncia del ex presidente IBK. Durante su proclama ante la multitud concentrada en las calles capitalinas, el imam salafista Mahmoud Dicko —ideólogo del M5-RFP— manifestó que «volvía a su mezquita», puesto que su misión de hacer oposición al antiguo régimen había terminado. Sin embargo, y a pesar de ser el miembro más visible de la coalición opositora, no es su único líder y tampoco tiene el monopolio de sus partidarios, por lo que no está en su mano decidir el futuro de este movimiento.

Por su parte, el portavoz del CNSP, el coronel Ismael Wagué, ha declarado que no se tomará ninguna decisión respecto a la transición en el país sin una consulta masiva a la población maliense. De esta manera, pretende desmentir las informaciones que confirman que se habría llegado a un acuerdo de transición que duraría 3 años y que estaría presidido por Mahamane Toure, quien fue jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas hasta 2016 y, desde entonces, embajador en Níger.

En cuanto a la situación del presidente Ibrahim Boubacar Keita, el 27 de agosto los líderes del golpe de Estado en Mali informaron de que ya había regresado a su domicilio en Bamako, donde sigue custodiado por fuerzas de seguridad. La liberación del presidente era una de las primeras exigencias de la CEDEAO, que seguirá siendo el interlocutor principal con la junta militar para devolver, cuanto antes, el orden constitucional al país. Al respecto, el mediador de la CEDEAO —el ex presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan— ha señalado que informó a los líderes militares de que «lo aceptable era un Gobierno Provisional, encabezado por un oficial militar civil o retirado, que duraría seis o nueve meses, y un máximo de 12 meses», y no los tres años que, según él mismo indicó, pretenden los militares insurrectos.

Por último, el CNSP ha dado un paso más para consolidar la nueva jefatura del Estado tras el golpe militar. Así, ha promulgado una Ley Suprema para que el coronel Assimi Goita —como presidente del Comité y líder de los militares insurrectos— asuma las funciones de jefe de Estado. Según señala el texto, Goita debe sentar las bases del Estado de Derecho, además de dotar al país de los órganos de transición. Así mismo, esta Ley garantiza la prevalencia de la Constitución de 1992, pero cuando esta no sea contraria a la propia Ley, y tan solo hasta que se apruebe una “Carta para la Transición”.  

Misiones internacionales en Mali: se mantiene compromiso por la seguridad de la población

Sobre el terreno, la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de Naciones Unidas (MINUSMA), con más de 12 000 efectivos, continúa prestando protección y asistencia a la población del norte y centro del país frente a la amenaza del terrorismo yihadista, cada vez más extendido por toda la región.

Por su parte, la Unión Europea ha decidido suspender temporalmente las actividades operativas de las misiones EUTM y EUCAP Sahel Mali. En la reunión informal de ministros de defensa de la UE celebrada el 26 de agosto, Mali fue uno de los temas centrales. En su comunicado, el Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, subrayó que «nuestras misiones civiles y militares en Mali siguen allí y volverán a trabajar lo antes posible», además de apoyar los esfuerzos de la CEDEAO para buscar una solución de acuerdo con las aspiraciones del pueblo maliense.

En cuanto a Francia, ha anunciado que mantiene su operación Barkhane en el país y que las fuerzas especiales francesas y estonias de la Task Force Takuba ya han llevado a cabo sus primeros entrenamientos y ejercicios conjuntos en Gao. 
 


 

 

 
 
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