Seguridad Energética

Seguridad Energética  

La seguridad energética nacional se concibe como la acción del Estado orientada a garantizar el suministro de energía de manera sostenible medioambiental y económicamente, a través del abastecimiento exterior y la generación de fuentes autóctonas, en el marco de los compromisos internacionales.

La Estrategia de Seguridad Nacional plantea como objetivo en el ámbito de la seguridad energética diversificar las fuentes de energía, garantizar la seguridad del transporte y abastecimiento e impulsar la sostenibilidad energética.

Entre las líneas de acción estratégica que plantea para alcanzar este objetivo se centran en tres aspectos: el abastecimiento, la distribución y el consumo.

En el ámbito del abastecimiento destacan la diversificación del mix energético, el impulso de una política común energética europea que potencie, por una parte, las interconexiones entre los Estados miembros, en especial entre el territorio español y el resto de Europa; y por otra parte un mercado europeo de electricidad y gas natural plenamente integrado;  y la actualización de la gestión de las reservas petrolíferas.

En el campo de la distribución se hace referencia a la necesidad de potencias la flexibilidad operativa del sistema nacional de redes de transporte de energía, el refuerzo de las comunicaciones marítimas y terrestres, la mejora de la fiabilidad de las redes de distribución y el desarrollo de la colaboración público-privada.

Finalmente, en el área del consumo se desarrollan líneas de acción estratégica orientadas al fomento del ahorro energético y la mejora de la eficacia energética; el impulso de la sostenibilidad energética a través de actuaciones que contemplen los aspectos fiscales, medioambientales y el uso eficiente de los recursos disponibles; y el favorecimiento de un marco regulatorio armonizado, transparente y objetivo que incremente la seguridad jurídica y la competitividad de las empresas.

El perfil energético de España es el de un país consumidor, dependiente de los recursos que proceden del exterior. A esto se le suma la condición de “isla energética”, dada la escasa interconexión con la Unión Europea. En el futuro nos enfrentaremos a numerosos desafíos para seguir manteniendo el nivel de bienestar en un entorno en el que serán más palpables los efectos del cambio climático.

El sistema energético español se asienta sobre tres grandes sectores: electricidad, gas natural y petróleo. Las actividades de cada uno de ellos responden a características singulares, en particular desde el punto de vista de su transporte, almacenamiento, distribución o comercialización y cuentan con marcos reguladores propios.

El suministro de energía eléctrica constituye un servicio de interés económico general, debido al proceso de progresiva electrificación de la sociedad por la presencia de la electricidad en diversos y nuevos usos energéticos, como sucede en el transporte. Los factores que definen al sistema eléctrico español son su robustez y fortaleza al estar compuesto por un sistema mallado y parcialmente interconectado con Francia y Portugal. El mix de generación eléctrico es diversificado y destaca el aumento significativo de la producción con energías renovables.

Por el contrario, los sectores gasista y petrolífero españoles se caracterizan por su casi completa dependencia del exterior. El gas natural es un elemento fundamental del suministro de energía primaria en España y contribuye, como actividad económica de interés general, a la generación de electricidad, calefacción, fuente de energía y materias primas para la industria y, en menor medida, como combustible para el transporte.

El petróleo es la principal fuente de energía primaria en nuestro país. La producción nacional es muy escasa, por lo que el sistema petrolífero español es dependiente del exterior. El principal medio de abastecimiento es el transporte por vía marítima.

Esta semblanza importadora-dependiente de aislamiento se compensa con varios activos. En primer lugar, la disponibilidad de un mix energético diversificado en origen geográfico.

Igualmente, son relevantes la impronta mediterránea y la posibilidad de ser la puerta de entrada para los flujos energéticos provenientes de la cuenca atlántica, aspecto que redunda en una adecuada mitigación y gestión de los desafíos de naturaleza política.

También es destacable la diversificación en fuente con un mix en el que junto a las dos fuentes primarias de energía dominantes, el petróleo y el gas, la energía nuclear, el carbón y las energías renovables constituyen el esquema de generación energética en España.

Otros aspectos hacen de nuestro país un potencial puerto energético de llegada y distribución diversificada de recursos energéticos, así como de exportación e implantación de tecnología en otros mercados. En este sentido, cabe destacar que la excelente infraestructura de regasificación, con siete plantas, y los gasoductos existentes, aporta al sistema un grado elevado de flexibilidad.

A esto se suma la alta capacidad de refino, que permite obtener del crudo de petróleo una amplia cantidad de productos procesados para uso y comercialización. Igualmente, son factores diferenciales del sistema energético español la moderna y resiliente estructura de red de distribución, y la tendencia alcista de la contribución de las energías renovables a la generación eléctrica. Esto último redunda en la correlativa disminución de la dependencia exterior, el adecuado cumplimiento de los compromisos medioambientales de reducción de gases de efecto invernadero y el incentivo al desarrollo del sector industrial nacional.

Un adecuado nivel de las inversiones, clave tanto para proporcionar el mantenimiento de infraestructuras como para afrontar programas de investigación y desarrollo, es necesario para desarrollar un apropiado nivel de interconexiones y acompasar las infraestructuras energéticas a los requerimientos futuros. Las inversiones necesarias en el sector energético deben garantizar un nivel de precios energéticos asequibles que garanticen no sólo el acceso en condiciones de equidad, sino también la competitividad del sector industrial.

La seguridad energética se trata de una responsabilidad del Gobierno que involucra a las Administraciones Públicas y precisa la colaboración privada, así como la implicación activa y responsable de la sociedad en general.

Una sociedad bien informada es una sociedad mejor posicionada para participar en las decisiones que afectan a nuestra seguridad energética.

Es esencial la concienciación, tanto en el ámbito individual como colectivo, sobre las posibilidades de aprovechamiento de nuestros recursos, el uso responsable, racional y eficiente de las fuentes de energía, el impacto medioambiental del consumo energético o la imperante protección sostenible del medio ambiente y nuestra responsabilidad intergeneracional. Todo esto redundará muy positivamente en nuestro bienestar, crecimiento y desarrollo.

La seguridad energética está estrechamente relacionada con el grado de autosuficiencia energética de cada región.  Se considera que uno de los problemas más importantes de España es el insuficiente nivel de interconexiones energéticas de la Península Ibérica con el resto de la Unión Europea. En concreto, el nivel de interconexión eléctrica de España con el continente europeo era a finales de 2014 del 1,4% sobre el total de la potencia instalada, uno de los más bajos de la Unión Europea, y muy lejos del 10% que, según Acuerdo del Consejo Europeo, deberían haber alcanzado como mínimo todos los Estados miembros para 2005.

Por otro lado, España cuenta con un mix de generación diversificado que combina todas las tecnologías y una elevada variedad en los orígenes de los combustibles fósiles.

En el ámbito del abastecimiento, entre las máximas prioridades de España se encuentra impulsar una política común energética europea que potencie las interconexiones entre los Estados miembros, y mantener el control y actualización de la gestión de las reservas petrolíferas.

España ha reivindicado durante 2014 la necesidad de incrementar la capacidad de interconexión de gas y electricidad entre la Península Ibérica y el resto de la Unión Europea en aras de alcanzar un auténtico Mercado Interior de la Energía. Con objeto de dar cumplimiento a los acuerdos adoptados en el Consejo Europeo. España ha iniciado la identificación de proyectos concretos de interconexión energética.

En el ámbito de la distribución, se ha impulsado la flexibilidad del sistema nacional de redes de transporte, reforzado el control de las comunicaciones marítimas y terrestres, potenciado las distintas formas de almacenamiento y desarrollado la colaboración público-privada que garantice el suministro en caso de que las infraestructuras críticas se vean afectadas. En 2014 fue aprobado el Plan Estratégico Sectorial para el ámbito de la energía, con tres partes correspondientes a los subsectores de la electricidad, gas y petróleo. Igualmente, se han designado los operadores críticos del sector, que han presentado sus correspondientes Planes de Seguridad del Operador.

Dentro del ámbito del consumo, se han realizado actuaciones tendentes al fomento de la eficiencia energética a fin de asegurar el objetivo de la Unión Europea de un 20% de ahorro en 2020, para lo que se ha creado un Fondo de Eficiencia Energética. También se han desarrollado actuaciones para incrementar la seguridad jurídica y la competitividad de las empresas del sector energético mediante la implementación de medidas varias en este sector.

Información de la Estrategia de Seguridad Nacional y del Informe Anual de Seguridad Nacional

 
 
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