Situación en Afganistán: Proceso de Paz y Apoyo Internacional

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05 de febrero 2021
Situación en Afganistán: Proceso de Paz y Apoyo Internacional

A principios de enero, se reanudaron las negociaciones intra-afganas. Desde entonces, y como es ya habitual, el proceso de paz avanza con lentitud, con profundos desacuerdos de fondo, en el marco de una violencia sostenida y ante la incertidumbre de la nueva política americana en el país y en la región. Entre las principales demandas de los negociadores se encuentran la denominación de Afganistán como república o emirato (con la implicación y connotación que cada régimen político conlleva); la creación de un consejo social de eruditos religiosos que supervisen la educación; los derechos de las mujeres, la libertad de los medios de comunicación o los cultivos de opiáceos. Además, para los talibanes, la instauración de un gobierno interino (no electo) y la liberalización de los 7.000 talibanes aún presos son dos puntos esenciales para respetar el alto al fuego. Por su parte, el presidente Ghani ha rechazado la disolución de la democracia en pro del gobierno interino y el Ejército se prepara para un aumento de las hostilidades o intento de toma violenta del poder.

Contribución de Estados Unidos

A este marco de desacuerdos, se añade la incertidumbre que provoca en ambas partes —Gobierno y talibanes— la nueva política estadounidense respecto a las tropas desplegadas en la región, así como su mandato y cometido. A este respecto, Estados Unidos no ha tomado todavía una decisión sobre el nivel de fuerza en el país. Es poco probable que revierta la retirada programada por Trump o se desvíe radicalmente del plan original. Sin embargo, sí apuesta por una revisión y supervisión del acuerdo con los talibanes; por una mayor relevancia del gobierno afgano, que no formó parte del acuerdo original; por una retirada responsable y gradual condicionada al cese de las hostilidades; y, por último, por la búsqueda de una solución que sea beneficiosa no sólo para Afganistán, sino para todo el sur de Asia, y en la que la posición de Pakistán —principal partidario regional de los talibanes— debe ser tenida en cuenta.

Como ha advertido el Pentágono, aunque el objetivo es terminar con la guerra, la decisión tendrá en cuenta las condiciones y necesidades del país, así como la actual violencia terrorista de los talibanes. Además, se tomará en colaboración con los aliados, dejando una puerta abierta a retrasos en la retirada programada.

Por último, los talibanes han rechazado las acusaciones de Estados Unidos que los vinculan a Al-Qaeda, e incluso niegan la presencia del grupo yihadistas en el país y también las evidencias aportadas por el Departamento del Tesoro que sostienen que el grupo está ganando fuerza en el país y opera bajo la protección talibana. Al tiempo, se incrementan los ataques de los talibanes en todo el país, y especialmente en Kabul, con un incremento de los asesinatos selectivos de funcionarios gubernamentales, líderes de la sociedad civil y periodistas. Según el último informe trimestral del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán, órgano estadounidense de control, la actividad violenta de los talibanes está poniendo en peligro el proceso de paz, y ha provocado la intensificación de los esfuerzos de las fuerzas progubernamentales contra los bastiones talibanes en las provincias de Kandahar y Helmand.

Compromiso de España con la reconstrucción de Afganistán

Desde hace 19 años, España está presente en Afganistán. Inicialmente, entre los años 2002 y 2004, militares españoles participaron— con misiones de apoyo médico, aviones de transporte, buques y helicópteros— en la operación Libertad Duradera, liderada por Estados Unidos con el objetivo de derrocar a los talibanes y terminar con las bases de Al Qaeda en territorio afgano. Sin embargo, la mayor aportación española se produjo en el marco de la  Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), establecida a finales de 2001 bajo la Resolución 1386 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, con el mandato de prestar apoyo al recién constituido Gobierno provisional afgano.

Tras la finalización de ISAF (31 de diciembre de 2014), se dio paso a la Misión Resolute Support de la OTAN, que ha contado con la contribución permanente de militares españoles. Desde 2018, han desempeñado cometidos de mando y control de la misión, así como de adiestramiento, asesoramiento y asistencia al ejército afgano. En la actualidad, España despliega militares en el cuartel general de Resolute Support, el elemento nacional de apoyo y con una unidad de operaciones especiales.

 
 
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