Hassan Sheikh: Nuevo presidente de Somalia frente a los desafíos de seguridad, gobierno y progreso

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Hassan Sheikh: Nuevo presidente de Somalia frente a los desafíos de seguridad, gobierno y progreso
24 de mayo 2022

Hassan Sheikh Mohamud es, de nuevo, presidente de la República Federal de Somalia. El pasado 15 de mayo, y tras más de un año de retraso en el proceso electoral nacional, el Parlamento somalí —por una amplia mayoría— le eligió para suceder a Abdullahi Mohamed “Farmajo”, que había ocupado el cargo en febrero de 2017 y aspiraba a su reelección en el cargo. Desde febrero de 2021, cuando Farmajo debió abandonar la presidencia, las protestas violentas han sacudido al país, que se hundió en la conflictividad interna y el faccionalismo político; mientras que el grupo yihadista Al Shabaab trataba, a través de una violencia extrema, de dinamitar el devenir político de Somalia.

A partir de ahora, Hassan Sheikh —que ya ocupó la presidencia entre 2012 y 2017— se enfrenta a importantes desafíos para pacificar, democratizar y desarrollar el país, además de luchar contra los efectos de la devastadora sequía, que ha incrementado los niveles de emergencia humanitaria y hambruna de la población somalí. En primer lugar, deberá atender al fortalecimiento de la gobernanza y las instituciones democráticas, muy debilitadas por la rivalidad entre los distintos estados federales y los enfrentamientos entre los partidos políticos, aún basados en la representación de los clanes. Además, en el ámbito de la seguridad, el nuevo presidente tendrá que incrementar la capacidad y eficiencias de sus fuerzas militares y policiales para que pueda hacerse cargo, de forma autónoma, de la protección de la población. Para ello, el principal obstáculo sigue siendo hoy la prevalencia del terrorismo yihadista, tanto de Al Qaeda como de Daesh. Por último, es urgente promulgar reformas económicas que permitan fortalecer el precario sistema financiero nacional y atender a una mejor distribución de la riqueza nacional.

En su primera alocución tras ser reelegido presidente, Hassan Sheikh —líder del Partido Unión por la Paz y el Desarrollo— subrayó que «nuestra prioridad es hacer avanzar al país juntos, porque no queremos agravios políticos después de las elecciones»; y, para conseguirlo, se comprometió a «resolver todos los temas pendientes a través del diálogo y de manera pacífica» sobre la base de una sólida reconciliación política y social. Durante la dilatada campaña electoral, centró su programa en la necesidad de construir una «Somalia en armonía consigo misma y con el mundo» y de librarla del yugo terrorista de Al Shabaab con la ayuda de la comunidad internacional. En este sentido, y tan solo un día después de su elección, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, autorizó una presencia militar en Somalia de unos 500 efectivos para ayudar al nuevo gobierno a luchar contra Al Shabaab. De esta forma, revierte la retirada total de las tropas estadounidenses decretada por el ex presidente Donald Trump a finales de 2020.

La persistente amenaza yihadista en Somalia

Luchar contra el terrorismo yihadista será uno de los primeros y más complejos desafíos para Hassan Sheikh. Desde hace 15 años, el grupo Al Shabaab —que se afilió a Al Qaeda en 2012— ha sembrado el terror entre la población somalí y, aunque con menos fuerza y capacidad que en tiempo pretéritos, sigue controlando extensas zonas rurales en el centro y sur del país. Desde 2017, rivaliza con una facción de Daesh en Somalia por el poder territorial y el dominio social. Según recoge el Anuario del terrorismo yihadista 2021, elaborado por el Observatorio Internacional de Terrorismo Internacional, Somalia —el noveno país más castigado por la violencia yihadista del mundo— sufrió 59 atentados yihadistas, que arrojaron el dramático balance de 333 víctimas mortales.

«Al Shabaab —señala el Anuario— ha tenido a lo largo del 2021 un repunte de la actividad terrorista en Somalia y, en menor medida, en Kenia. En el caso somalí, este incremento viene asociado a la inestabilidad política y al deseo de la organización de generar un desequilibrio y una inseguridad a largo plazo. Todo ello incentivado por la fragilidad gubernamental y una corrupción entre las élites». Durante el largo proceso electoral, el grupo yihadista ha reforzado su campaña de terror, especialmente en la capital Mogadiscio, incluidos atentados dirigidos contra las fuerzas internacionales de Naciones Unidas: el último de ellos tan solo unos días antes de la votación en el Parlamento, que provocó al menos cuatro víctimas mortales.
 
Cooperación internacional en Somalia

Desde 2007, cuando el primer gobierno provisional entró en Mogadiscio, la Misión de la Unión Africana para Somalia (AMISOM, por sus siglas en inglés) ha liderado la lucha contra los grupos yihadistas y la protección de la población somalí. Desde entonces, y tras sufrir miles de bajas en ataques y atentados yihadistas, esta fuerza africana ha conseguido diezmar la fortaleza de Al Shabaab y expulsarles de sus dominios territoriales. Sin embargo, su constante esfuerzo no ha sido suficiente para erradicar la amenaza terrorista, que aún hoy sigue muy presente en este país del Cuerno de África.

Tras quince años en el terreno, AMISOM concluyó su mandato a finales del pasado mes de marzo de 2022, y está siendo relavada gradualmente por la Misión de Transición de la Unión Africana en Somalia (ATMIS) que —con una entidad más reducida pero más versátil y ágil—  tendrá como principal objetivo asumir las responsabilidades de seguridad y, al final de su mandato de dos años, entregar la seguridad al Ejército Nacional de Somalia para que, de forma autónoma, se haga cargo de la protección de la población y la integridad del Estado.

Para conseguir que el Ejército de Somalia alcance su plena capacidad operativa, es fundamental el apoyo de la Unión Europea que, desde 2010, despliega la misión EUTM Somalia con el cometido principal de adiestrar a los militares y unidades somalíes, además de atender a la reestructuración del sector de seguridad. A esta misión militar, que desde su lanzamiento cuenta con la participación permanente de militares españoles, se une la operación naval EUNAVFOR Atalanta —liderada por España para, entre otros cometidos, erradicar la piratería en el golfo de Adén— y la misión civil EUCAP Somalia, que pretende generar una capacidad autosuficiente para mejorar la seguridad marítima en las aguas territoriales somalíes. Todo ello en el marco del enfoque integral de la Unión Europea, cuyo firme compromiso es cooperar —bajo la coordinación de Naciones Unidas, y junto a otros socios internacionales— en la reconstrucción nacional, y conseguir así que Somalia se convierta en un país pacífico, estable y próspero.
 

 
 
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