Informe IPCC: Cambio Climático 2021. Repercusión en la Seguridad Nacional
15 de agosto 2021
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas se creó para proporcionar a los responsables de la formulación de políticas evaluaciones científicas periódicas sobre el cambio climático, sus implicaciones y posibles riesgos futuros, así como para presentar opciones de adaptación y mitigación.
El pasado día 9 de agosto, el IPCC —establecido por Naciones Unidas y la Organización Meteorológica Mundial en 1998— ha hecho público su informe Cambio Climático 2021, Bases Físicas, elaborado por su primer Grupo de Trabajo, que se completará en 2022 con los informes del resto de grupos sobre impacto, adaptación, y vulnerabilidad (Grupo II) y mitigación del cambio climático (Grupo III). Este informe, que ha tenido un amplio eco mediático, consta de cuatro partes: el estado actual del clima, posibles futuros climáticos, información climática para la evaluación de riesgos y la adaptación regional, y, por último, limitar el cambio climático futuro.
Los científicos observan cambios en el clima en todas las regiones y en todo el sistema climático; y constatan que, en gran medida y de forma categórica, estos cambios se deben a la acción del hombre. Así, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de las actividades humanas son la causa de aproximadamente 1,1 ° C de calentamiento desde el periodo 1850-1900; y «es muy posible» que en los últimos 125.000 años nunca haya hecho tanto calor en el planeta.
Por otro lado, el informe también aporta estimaciones de las posibilidades de sobrepasar el nivel de calentamiento global de 1,5 °C en apenas unas decenas de años, y concluye señalando que, si no hay reducciones inmediatas y a gran escala de GEI, será imposible limitar el calentamiento a cerca de 1,5 ° C o incluso 2 ° C, que es el compromiso adquirido en los Acuerdos de París de 2015. Y lo que es aún peor, gran parte de este calentamiento es, a medio plazo, irreversible; y sus consecuencias sobre la vida de los seres humanos serán más evidentes. Según el informe, un calentamiento global de 1,5 °C provocará un aumento de las olas de calor y las estaciones cálidas serán más largas; mientras que un calentamiento global de 2°C hará que los episodios de calor extremo sean mucho más frecuentes, lo que será crítico para la salud del ser humano y la preservación del ecosistema de la Tierra.
En este contexto, conviene recordar que el Servicio de Cambio Climático de Copernicus de la Unión Europea, informaba que en 2021 el mes de julio ha sido el más cálido desde que se dispone de registros, aunque no haya sido así en el Mediterráneo occidental.
Repercusión de las evidencias del informe en la Seguridad Nacional
El concepto de Seguridad Nacional experimenta, desde hace años, una evolución que centra su objetivo en garantizar las condiciones que aseguren la vida cotidiana de la ciudadanía y el entorno adecuado para su desarrollo.
Por todo ello, los efectos derivados del cambio climático han sido objeto de tratamiento y preocupación de las continuas Estrategias de Seguridad Nacional (ESN) en los últimos años. Así se refleja en la ESN 2017, que los considera un desafío para la seguridad nacional al afirmar que «los efectos producidos por el cambio climático han adquirido tal relevancia que se justifica su análisis desde la perspectiva de la seguridad». En la actualidad, se está desarrollando la revisión de la Estrategia; en la que las consecuencias del cambio climático, así como la forma de enfrentarlas, ocupan un lugar preminente.
Desde este prisma, cobra especial relevancia el tercer capítulo del informe del IPCC Información climática para la evaluación de riesgos y la adaptación regional, del que se pueden extraer algunas evidencias que resultan de especial trascendencia para la seguridad humana y del planeta. Así, confirma que se está intensificando el ciclo del agua, lo que afecta a las precipitaciones, aumenta el nivel del mar e incrementa los periodos e intensidad de las sequías o las olas de calor, entre otras consecuencias.
Por otro lado, el informe enfatiza la preocupación sobre la intensidad prevista de los efectos en la cuenca mediterránea. El IPCC ha incluido un atlas interactivo en el que puede verse gráficamente la evolución de este fenómeno climático, así como las previsiones para distintos parámetros y en distintas áreas geográficas. Para España, la situación futura es alarmante, tal como ya se prevé en distintos estudios y planes elaborados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
En este escenario, el sur y sur-este de España son, en cuanto a la posible variación de temperaturas y de las precipitaciones, las áreas más afectadas de Europa. Esta evidencia científica conllevará un incremento de riesgos como, entre otros, la escasez de agua, los incendios forestales, la desertificación, variaciones en la distribución de especies, que afectará a la seguridad de las personas y su entorno.
Además de los esfuerzos para minimizar emisiones —que solo tendrán valor si la comunidad internacional, especialmente los países más emisores de GEI, toma medidas potentes e inmediatas—; es primordial la preparación de la sociedad y el medio para afrontar la adaptación al cambio climático.
En los últimos tiempos, España ha tomado medidas de gran importancia. Entre ellas, destacan la declaración de la emergencia climática y ambiental, aprobada en Consejo de Ministros en enero de 2020; el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 y la recientemente aprobada Ley 7/2021, de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética.
En relación a la seguridad, la aprobación y el desarrollo del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC 2021-2030) es de marcada relevancia. En este ámbito, ha sido trascendental la implementación de medidas y la aprobación, el pasado 3 de agosto, del Real Decreto 690/2021, por el que se regula el Fondo de Restauración Ecológica y Resiliencia, que crea el Fondo de Restauración Ecológica y Resiliencia, con el fin de «poner en práctica aquellas medidas destinadas a apoyar la consecución de los objetivos para lograr la transición a un modelo productivo y social más ecológico del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en el ámbito de competencias del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en materia de: a) aguas y dominio público hidráulico; b) costas, protección y conservación del mar y del dominio público marítimo-terrestre; c) cambio climático, su mitigación y adaptación y el fortalecimiento de la resiliencia climática; d) prevención de la contaminación, fomento del uso de tecnologías limpias y hábitos de consumo menos contaminantes y más sostenibles, de acuerdo con la política de economía circular; e) protección del patrimonio natural, de la biodiversidad y de los bosques; f) meteorología y climatología, y g) cualesquiera otras que tenga atribuido el Ministerio a través de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y de sus organismos públicos».