05/03/2021
5 min lecturaLos pasados días 25 y 26 de febrero, los miembros del Consejo Europeo abordaron por videoconferencia la situación actual de la pandemia de COVID-19, un diálogo estratégico sobre el fortalecimiento de la política de seguridad y defensa, y la asociación de la UE con los países vecinos del sur. Además, intercambiaron puntos de vista con el secretario general de la OTAN, quien expresó la necesidad de profundizar en una relación de cooperación fuerte, ante los retos comunes e impulsar la resiliencia de nuestras sociedades, invertir en tecnología, combatir el cambio climático y apoyar a los socios.
Seguridad y Defensa
Uno de los aspectos centrales fue el debate sobre la autonomía estratégica de la UE, así como su resiliencia y disponibilidad ante las amenazas y los desafíos para la seguridad, en el marco de la aplicación de la Agenda Estratégica 2019-2024. En ella se recoge la trascendencia de garantizar la integridad del territorio; desarrollar una política migratoria global eficaz; proseguir e intensificar la lucha contra el terrorismo y la delincuencia transfronteriza; reforzar la resiliencia de la UE contra las catástrofes; y, por último, combatir la ciberdelincuencia, las amenazas híbridas y la desinformación.
En cuanto a la mejora de las políticas, herramientas e instrumentos de seguridad y defensa de la UE, se acordó seguir intensificando la cooperación entre los Estados miembros, aumentar la inversión en defensa y mejorar el desarrollo de capacidades civiles y militares, así como la disponibilidad operativa. Más en concreto, y entre otros aspectos, se enfatizó la generación de fuerzas mejorada, la próxima puesta en marcha del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, y el lanzamiento del Fondo Europeo de Defensa.
Además, se presentó el estado actual del «Strategic Compass», cuya adopción se espera para antes de marzo de 2022, coincidiendo con la presidencia francesa del Consejo.
El objetivo de este documento es proporcionar directrices para determinar los instrumentos y capacidades que necesita la UE para garantizar su seguridad, mediante el desarrollo de las prioridades de la Política Común de Seguridad y Defensa plasmadas en el Plan de Aplicación en Seguridad y Defensa de la Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad de la UE de 2016. Estas orientaciones políticas, así como los objetivos específicos, se agruparán en torno a cuatro áreas interrelacionadas: gestión de crisis y conflictos; resiliencia ante los desafíos y amenazas cambiantes; desarrollo de capacidades e instrumentos civiles y militares; y, por último, cooperación con socios, a nivel bilateral y con organismos internacionales.
Para la elaboración del Strategic Compass, se ha elaborado un primer análisis de amenazas, con aportaciones de los servicios de inteligencia civiles y militares de los Estados miembros, que recoge los desafíos de seguridad y defensa europea para un periodo entre cinco y diez años, como la creciente competencia geopolítica y la presión sobre el sistema multilateral; la desestabilización del entorno regional; o las amenazas híbridas y transnacionales, cada vez más complejas.
Vecindad Sur
El Consejo Europeo instó a aplicar las Conclusiones adoptadas en su reunión de diciembre de 2020 y, más en concreto, la comunicación conjunta de la Comisión Europea y el alto representante de la UE. En ella, se propone una Nueva Agenda para el Mediterráneo, que recoge los cinco ámbitos que la Unión pretende abordar de forma conjunta: el compromiso con la democracia y el Estado de Derecho, la lucha contra el cambio climático, la doble transición ecológica y digital, los desplazamientos forzosos y la migración irregular, así como el mantenimiento de la paz y la seguridad y la resolución de conflictos en la región mediterránea.
Además, incluye un plan económico y de inversiones específico para impulsar la recuperación socioeconómica a largo plazo de los países vecinos, con una asignación prevista de hasta 7 000 millones de euros entre 2021-2027, con cargo al nuevo Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional (IVDCI) de la UE. Esta aportación supondrá la movilización de hasta 30 000 millones de euros en inversiones públicas y privadas en la región durante la próxima década.
