Informe de Naciones Unidas sobre la Amenaza Global que representa Daesh
La importancia de la colaboración internacional para hacer frente a la amenaza del Daesh
30 de agosto 2023
El pasado 26 de agosto, el secretario general adjunto de la Oficina de lucha contra el terrorismo de la ONU presentó el 17º informe del secretario general sobre la Amenaza del Daesh para la Paz y la Seguridad Internacionales y el Alcance de la Labor de ONU en Apoyo a los Estados Miembros para hacer frente a la misma (S/2023/568).
Estos informes, en los que se ha vuelto a poner de manifiesto la amenaza que representa el Daesh para la paz y seguridad internacional, se estructuran en tres apartados principales: evaluación de la amenaza; respuestas a la evolución de la amenaza y un capítulo final sobre observaciones.
De esta forma, en su introducción, se comienza por señalar el mayor peligro que supone el Daesh en las zonas en conflicto, aunque con notables variaciones y matices en función de las diferentes regiones. Asimismo, se hace referencia a que la paulatina desaparición de los líderes de las diferentes facciones, así como los esfuerzos combinados y la cooperación multilateral, son los vectores que garantizan la respuesta eficaz ante esta amenaza.
Evaluación de la amenaza
El Daesh se enfrenta a un desgaste sostenido de su liderazgo debido a las acciones desarrolladas por los Estados miembros, así como a la reducción de su actividad en la zona central de Siria.
Esta situación ha empujado a esta organización terrorista a adoptar estructuras menos jerárquicas y más descentralizadas, otorgando un amplio grado de autonomía operacional a sus grupos afiliados, aunque manteniendo los vínculos financieros y propagandísticos con el grupo central.
Sobre esta base, su aparato de propaganda trata de aprovechar las operaciones de esos grupos con los objetivos genéricos de radicalizar a potenciales nuevos militantes, conseguir nuevos apoyos e inspirar atentados más allá de sus zonas de actuación.
Por otro lado, los recursos económicos y las reservas del grupo se han visto significativamente mermadas, aunque todavía dispone de importantes activos, muchos de los cuales están comprometidos en conseguir la liberación de prisioneros y pagar a los familiares de sus combatientes muertos o encarcelados.
Las principales fuentes de recaudación son la extorsión, el secuestro, los impuestos ilícitos a la población, las donaciones, el contrabando, el blanqueo de metales preciosos y el tráfico de armas, así como los sistemas informales de transferencia de fondos. De esta forma, en el informe se destaca la utilización de criptomonedas regionales y las redes de transferencia internacional de fondos, lo que demuestra una gran capacidad de innovación y agilidad en el uso de las nuevas tecnologías para financiar su estructura.
En cuanto al incremento de las capacidades operativas de sus grupos armados, cabe reseñar el empleo, cada vez más frecuente, de sistemas aéreos no tripulados y artefactos explosivos improvisados más sofisticados.
En el informe también se destaca especialmente los problemas asociados a los centros de detención y campamentos de refugiados en Siria e Iraq. De esta forma, aunque a lo largo de los primeros meses de 2023 se han incrementado el número de repatriaciones, se calcula que todavía quedan en las instalaciones de Siria unos 11.000 presuntos combatientes, miembros o ex miembros del Daesh, entre ellos más de 3.500 iraquíes y aproximadamente 2.000 personas de casi 70 nacionalidades.
Por lo que respecta a los escenarios prioritarios de actuación, el Daesh opera en Asia, Oriente Medio, Europa y África, normalmente asociado a diversos grupos armados que protagonizan los conflictos abiertos en esas áreas geográficas. En este sentido, destaca la filial de Daesh en el Sahel, que ha aumentado sus acciones violentas en Mali, Burkina Faso y Níger. Más allá de África, la situación en Afganistán se está volviendo cada vez más compleja, especialmente en el área de Khorasan. En Europa, la situación se mantuvo estable, aunque con un aumento del número de actos terroristas frustrados, en su mayoría contra objetivos desprotegidos y de oportunidad.
Respuestas a la evolución de la amenaza
Partiendo de la situación descrita, el informe señala que los esfuerzos de los Estados miembros en las zonas de conflicto y las regiones adyacentes deben centrarse en el fortalecimiento del estado de derecho; la gestión de las fronteras internacionales; el posible empleo con fines terroristas de las nuevas tecnologías, tanto las financieras como las de la información y comunicaciones; así como de los sistemas de aeronaves no tripuladas.
También es necesario abordar, de una forma global y omnicomprensiva, el problema que suponen los Combatientes Terroristas Extranjeros (CTE) y los familiares que los acompañan, tanto a nivel de prevención de posibles conductas ilícitas en los países de retorno como de investigación de los posibles delitos que hayan podido cometer; además de estar en condiciones de proporcionar una respuesta a las necesidades de integración en las nuevas sociedades a las que llegan.
Otra de las líneas de acción es la lucha contra la financiación del terrorismo. De esta forma, hay que destacar que el Fondo Monetario Internacional se ha unido oficialmente al Pacto Mundial de Coordinación de la Lucha Antiterrorista de ONU para el fortalecimiento de la cooperación mundial en esta materia.
Por último, es necesario mantener los esfuerzos para contrarrestar la amenaza que supone el uso de las nuevas tecnologías con fines terroristas, al tiempo que se identifican las formas de aprovechar esos avances para luchar contra ese fenómeno.
Observaciones
El informe traslada cuatro observaciones principales orientadas a la labor de la ONU en apoyo de los Estados Miembros para hacer frente a la amenaza que plantea el Daesh:
- Daesh opera siempre asociado a grupos armados asentados en zonas de conflicto, siendo el ejemplo más patente de esa aseveración la situación en África. Por ello, es necesario diseñar nuevas operaciones que puedan hacer frente a esa realidad, dirigidas por los países africanos, bajo el mandato del Consejo de Seguridad, en las que se aborden, de una forma integral, los factores subyacentes del conflicto para evitar la explotación terrorista y el aumento de la radicalización y reclutamiento.
- La problemática asociada a los campamentos y centros de detención que albergan a terroristas vinculados al Daesh, así como a sus familiares, pueden tener consecuencias impredecibles para la seguridad regional y global. Por ello, se hace un llamamiento expreso a los países para que procedan a la repatriación de sus nacionales.
- Se incide en la necesidad de continuar impulsando la colaboración multilateral en la lucha contra la violencia terrorista.
- Por último, se subraya que la lucha contra el terrorismo requiere un compromiso a largo plazo y esfuerzos coordinados y globales a todos los niveles, entre los que destacan los progresos realizados en los últimos años para actualizar la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo.