Día Internacional para la eliminación total de las Armas Nucleares

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Armas Nucleares
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Día Internacional para la eliminación total de las Armas Nucleares
26 de septiembre 2023

“Los sufrimientos de los hibakusha (sobrevivientes a la bomba atómica) no se circunscriben únicamente al momento de la explosión ni a los terribles días que vivimos posteriores al lanzamiento de la bomba. El desconsuelo nos persigue después de 70 años de su lanzamiento”.  Yasuaki Yamashita, superviviente a la bomba de Nagasaki.
 
En diciembre de 2013, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 26 de septiembre como Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares en su resolución 68/32. La celebración mundial de este día es expresión de una labor transcendental de la ONU, así como uno de sus esfuerzos más intensos desde hace decenios, cuando la humanidad conoció la dimensión de la amenaza nuclear.

En 1945, aviones de combate Boeing B-29 norteamericanos lanzaron sendas bombas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9 del mes de agosto, respectivamente. Menos de una semana después, el emperador Hirohito II leyó por radio el Rescrito Imperial sobre la terminación de la Guerra —en la que había entrado en diciembre de 1941, tras bombardera Pearl Harbor y, el 1 de septiembre, el presidente Truman anunció la rendición de Japón y el final de una guerra. Esas dos bombas de una incipiente tecnología nuclear causaron, de forma casi inmediata, unos 140.000 muertos en Hiroshima unos y unos 70.000 en Nagasaki; y su lanzamiento puso fin, en menos de una semana, a una guerra mundial que se había librado por tres años a lo largo de todo el Pacífico. Apenas un mes antes, el 16 de julio, la humanidad había entrado en contacto por primera vez con esta arma de destrucción masiva en la única prueba previa realizada, hasta la fecha, en el desierto de Nuevo México.

El impacto causado por el conocimiento de la nueva realidad fue determinante para que la Organización de Naciones Unidas (ONU), impulsara y siga impulsando —desde su fundación en 1945, y como uno de sus principales objetivos— el desarme nuclear en el mundo. De hecho, la primera resolución aprobada por la Asamblea General, el 24 de enero de 1946, fue la creación de una Comisión cuyo propósito principal era estudiar los problemas surgidos con motivo del descubrimiento de la energía atómica.

Aunque el objetivo de alcanzar un mundo sin armas nucleares ha estado siempre entre los retos más importantes de la ONU y, sin duda, se han conseguido progresos (especialmente después del período que se conoció como “guerra fría”), también es cierto que nunca se ha estado realmente cerca de conseguirse el desarme nuclear. Tras la llamada “crisis de los misiles en Cuba” (1962), se dio inicio a negociaciones sobre un tratado de control de las armas nucleares; y, en 1968, se abrió a la firma el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que entró en vigor el 5 de marzo de 1970.

Por este Tratado, los estados nucleares[1] se comprometían a no traspasar armas nucleares a ningún Estado no poseedor de las mismas (artículo I); mientras que para los estados no nucleares, se establecía la prohibición de fabricación, adquisición y/o almacenamiento de armas nucleares (artículo II). Además, se les imponía un sistema de verificación de sus actividades civiles nucleares por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica/OIEA (artículo III). Con respecto al desarme, el TNP recogía una cláusula genérica que establecía el compromiso de cada parte en el Tratado a «celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas a la cesación de la carrera de armamentos nucleares» y sobre un tratado de desarme general (artículo VI).

Además del TNP, con el objetivo de avanzar de forma definitiva en el desarme nuclear, algunos países —en el marco de la ONU— han promovido el Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares. Este Tratado, tras la firma de adhesión de 50 países, entró en vigor en enero de 2021, aunque ninguno de los estados firmantes es nuclear ni pertenece a la OTAN.

Dentro la ONU, la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos de Desarme (UNODA) —desde su creación en 1998— es la responsable de apoyar los esfuerzos multilaterales destinados a lograr el objetivo final del desarme general y completo bajo un control internacional estricto y eficaz.

Desde su entrada en vigor, el TNP ha sido un instrumento eficaz para minimizar la proliferación nuclear, pero los avances en desarme han sido menores. En la actualidad, según el informe de 2022 del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), existen 12.512 ojivas nucleares, 3 844 desplegadas y 8.668 almacenadas o en espera de ser desmanteladas.

Por otro lado, la actual situación de crisis del multilateralismo y del Régimen de No Proliferación de Armas de Destrucción Masiva se ve reflejada en múltiples situaciones de riesgo. En este contexto, el ataque ruso a Ucrania dificulta aún más los ansiados avances en la desnuclearización mundial. A finales de marzo, el presidente ruso Vladimir Putin anunció que Rusia tiene la intención de desplegar armas nucleares tácticas en Bielorrusia y, aunque el uso de armas nucleares tácticas no parezca un recurso inmediato, no debe desatenderse este enorme riesgo.

Asimismo, se encuentra en suspenso el cumplimiento del START III, último tratado de desarme nuclear aún vigente entre Rusia y EEUU. Además, Corea del Norte muestra posiciones de fuerza que hacen ver riesgos y los acuerdos para controlar la nuclearización de Irán (JCPoA por sus siglas en inglés) se encuentran estancados o en retroceso.

Otra muestra de la compleja situación que atravesamos fue la X Conferencia de Revisión del TNP en agosto de 2022, que aunque registró algunos avances y el firme compromiso —por parte de Naciones Unidas— de seguir dialogando «para reducir la amenaza nuclear a través de este tratado»; concluyó sin un documento final acordado. En la misma línea se ha desarrollado, el pasado agosto, la reunión del Comité Preparatorio de la XI Conferencia de Examen del TNP.

España: firme compromiso con el desarme nuclear

España se adhirió al TNP en 1987. Desde entonces, le ha mostrado su firme apoyo como piedra angular del régimen internacional de no proliferación y desarme nuclear. Además, y como parte de la Iniciativa de Estocolmo sobre el Desarme Nuclear, España apoya la propuesta de medidas graduales para avanzar en la senda del desarme recogidas en el documento Stepping Stones.

Para la Seguridad Nacional, la proliferación nuclear siempre ha sido considerada una amenaza para la paz y la seguridad mundial y, por ende, para España. En este sentido, la Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) 2021 la considera entre los “retos globales comunes”, así como uno de los principales riesgos o amenazas a nuestro país. Por ello, en su línea de acción número 27, la ESN 2021 señala que España se compromete a «Contribuir a la intensificación del apoyo al régimen internacional de no proliferación de armas de destrucción masiva y desarme, a través de la actualización de el régimen internacional de control, exportación y verificación».

 

[1] «estados nucleares », según el estatus reconocido internacionalmente otorgado por el TNP: los Estados Unidos de América, la Federación Rusa, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la República Francesa y la República Popular China. Además, son estados nucleares de facto, no reconocidos en el Tratado, India, Pakistán y Corea del Norte e Israel.


 
 
 
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