MINUSMA: Cierre de la misión tras diez años de despliegue por la seguridad de Mali

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MINUSMA: Cierre de la misión tras diez años de despliegue por la seguridad de Mali
03 de julio 2023

El pasado 30 de junio, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decidió poner fin al mandato de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali. Esta misión estaba en vigor por la resolución 2640 (2022) que, en virtud del Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, prorrogó la misión —con 13.289 efectivos militares y 1.920 policías— hasta el 30 de junio de 2023. Esta decisión se ha sustentado en la petición expresa del gobierno de Mali, que dirigió una carta al presidente del Consejo de Seguridad por la que se solicita la retirada inmediata de la MINUSMA. Por ello, y a través de la resolución 2690 (2023), la Misión iniciará de inmediato, a partir del 1 de julio, el cese de sus operaciones, la transferencia de sus tareas y la reducción y retiro de su personal, con el objetivo de completar definitivamente este proceso el 31 de diciembre de 2023.

Con estos parámetros, la MINUSMA se centrará en lograr la retirada ordenada y segura de su personal, de conformidad con las disposiciones de la resolución aprobada en el Consejo. Con este fin, la misión actuará en estrecha consulta con las autoridades malienses y en el marco del Acuerdo entre las Naciones Unidas y el gobierno maliense sobre el estatuto de la MINUSMA. En este contexto, el representante especial del Secretario General de las Naciones Unidas y jefe de la MINUSMA, El Ghassim Wane, subrayó el compromiso de la misión con el pueblo maliense en su aspiración a la paz, la seguridad y la reconciliación durante sus diez años de presencia en Mali. Además, expresó su gratitud al personal militar, policial y civil, tanto nacional como internacional, por su trabajo, dedicación e inmensos sacrificios. Un esfuerzo conjunto que, por la violencia yihadista y comunitaria que ha rodeado a la misión desde su despliegue en 2013, ha dejado más de 300 víctimas mortales entre los cascos azules, hasta convertir a MINUSMA en la más mortífera de todas las misiones de mantenimiento de la paz que despliega ONU en el mundo.

A pesar del cierre de la misión, y mientras se desarrolla la retirada, la propia resolución garantiza que, «hasta el 30 de septiembre de 2023, sin perjuicio de la responsabilidad primordial de las autoridades de Mali y en consulta con ellas, y actuando dentro de sus medios y capacidades en su vecindad inmediata, la MINUSMA está autorizada a responder a las amenazas inminentes de violencia contra civiles y a contribuir a la prestación segura de asistencia humanitaria dirigida por civiles».

Mali: petición de retirada de MINUSMA y su creciente aislamiento internacional

Desde su llegada al poder, tras sucesivos golpes de Estado en 2020 y 2021; la junta militar —liderada por ex coronel Assimi Goita, presidente de la transición de Mali— ha consolidado su política de aislamiento internacional con un constatado rechazo a la presencia de fuerzas occidentales en el país. Así, en agosto de 2022, concluyó la retirada de la operación militar Barkhane de Francia, después de nueve años de presencia continuada en Mali para luchar contra la amenaza yihadista; se ha reducido de forma drástica la entidad de la Misión de Adiestramiento de la Unión Europea (EUTM Mali), que mantiene suspendidas sus cometidos de instrucción y formación de los militares malienses; y, ahora, pone fin a la Misión de Naciones Unidas. Al tiempo que la cooperación internacional disminuye en Mali, el gobierno de Bamako ha fortalecido su alianza con Moscú, especialmente en el ámbito de la seguridad: más de 3.000 efectivos pertenecientes al grupo de mercenarios Wagner despliegan en el país. Mientras, desde las propias instituciones malienses, se ha fomentado el sentimiento anti occidental entre si población, que también se ha manifestado públicamente para exigir la salida de los cascos azules.

Respecto a MINUSMA, el ministro de Exteriores de Mali, Abdoulaye Diop, justificó su petición de «retirada, sin demora» frente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas porque, tras diez años de actividad en el país, «la situación en la nación africana es peor ahora que cuando la misión fue implementada». En los últimos tres años, y pesar de su colosal esfuerzo por la seguridad de la población maliense, MINUSMA ha sufrido una fuerte campaña política por parte del gobierno militar de transición de Bamako, que ha impuesto constantes restricciones a los movimientos de los cascos azules, que dificultaban el cumplimiento de sus cometidos; además de muchas limitaciones para investigar casos de vulneraciones de derechos humanos. Asimismo, los líderes militares de Mali han reafirmado que la lucha contra el terrorismo yihadista es de su competencia exclusiva, y que la labor de la misión de paz estaba demasiado instrumentalizada y politizada para colaborar en la erradicación de esta amenaza, que ha convertido a la región del Sahel Occidental en el epicentro del yihadismo internacional.  

En la ruta hacia el final de MINUSMA, ha sido determinante el posicionamiento de Rusia y China, que el año pasado se abstuvieron durante las votaciones para renovar la misión y, en esta ocasión, pidieron la prevalencia de la opinión del gobierno maliense. Por su parte, Estados Unidos reconocía su frustración por las restricciones impuestas al desarrollo de la misión, aunque lamentó la decisión soberana de Bamako de cerrar la misión, en especial «por los efectos que tendrá [la retirada] en las crisis humanitarias y de seguridad que afectan al pueblo maliense». Por último, el enviado especial de la ONU, El-Ghassim Wane, señaló que «las operaciones de mantenimiento de la paz operan sobre la base del consentimiento del país anfitrión y en ausencia de ese consentimiento, operar en un país específico sería extremadamente desafiante, si no imposible».
 
 
 

 
 
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